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Probando el Mahindra Pik-Up 2018

Manejamos la renovada camioneta de origen indio y mejora muchas de sus características históricas, incluyendo el confort, pero mantiene su perfil de vieja escuela.

Probando el Mahindra Pik-Up 2018

La nueva Pik-Up mantiene la plataforma precedente, que ya tiene varios años en el mercado, pero la hace crecer levemente para mejorar sus capacidades. Mide ahora 5.175 mm de largo, 1.820 mm de ancho y 1.860 mm de alto, única medida que se redujo respecto de su antecesora.

La marca indica que pese a esto, hay mejoras en chasis y carrocería, con mayores refuerzos estructurales para el habitáculo y zonas de deformación programada más amplias.

Las capacidades off-road se mantienen como su gran fortaleza, con ángulos de ataque de 34º, de salida de 18º y ventral de 15º, y un despeje al piso de 210 mm. Con esto, puede cargar entre 1.070 y 1.270 kilos, dependiendo de la versión, mientras que con sistema de frenos puede remolcar hasta 2.500 kilos.

También gana un look más moderno y actual en su frontal, pese a que su silueta y diseño general siguen siendo de tiempos prehistóricos.

Lo más novedoso es el uso de grupos ópticos LED, los que se suman a un parachoques más anguloso y a una parrilla más fina y con insertos cromados. Por atrás se modifica el parachoques y poco más. La verdad es que por menores que sean los cambios generales, todo le cae bien a la Pik-Up.

Algo más refinada

Cuando nos referimos a refinado, hablamos en relación con su antecesora. Porque si comparamos a la nueva Pik-Up con el modelo precedente, tenemos una mejora evidente en materiales y acabados, así como un mayor confort de marcha.

Y es que Mahindra cree que ya no basta con tener una camioneta buena para el trabajo duro, sino que hay que ofrecer la opción de ser utilizada en uso diario y familiar.

Por dentro es donde se nota más la evolución, con un diseño más moderno, mejores materiales y terminaciones más cuidadas. Obviamente que el diseño tradicional de las pick-ups se replica con un tablero alto y sencillo, y una consola vertical que aglutina todos los mandos, quizás demasiado vertical como para encontrar los botones a la primera.

Ahí descansa una nueva radio con pantalla táctil y bluetooth, los mandos del aire acondicionado y las salidas de la ventilación. El marcador es convencional pero con una mejor tipografía, y está a plena vista del conductor.

Nuevos también son los asientos delanteros, con apoya brazos en algunas versiones, y un cojín que mejora el confort significativamente. Obviamente que la posición de manejo es alta y con muy buena visibilidad, algo que siempre ha tenido la Pik-Up.

En las plazas traseras no percibo grandes cambios, salvo por un cojín más blando. El respaldo sigue siendo vertical y mantiene un muy buen espacio para los pasajeros, especialmente en altura.

El equipamiento según la versión puede ofrecer hasta dos airbags frontales, frenos ABS, anclajes isofix, neblineros con función cornering (que siguen la dirección en un viraje), climatizador, navegador GPS, control crucero, volante multifunción, luces automáticas, vidrios y espejos eléctricos, pisaderas y cierre centralizado.

Comparativamente, el nuevo equipamiento es abundante para una camioneta que siempre se ha enfocado en el trabajo. Obviamente que las versiones más bajas no tienen ni la mitad de lo mencionado.

 

Cambios mecánicos

La nueva Mahindra Pik-Up mantiene bajo el capó el motor turbodiésel mHawk 2.2 litros, que sube la potencia en 20 caballos para ofrecer ahora 140 Hp, y el par motor en 50 Nm para un torque de 320 Nm.

Este bloque se asocia a una caja mecánica de seis velocidades, con opción de tracción trasera o total, en este caso, con reductora, diferencial con bloqueo mecánico y un selector electrónico con posiones 2H, 4H y 4L.

También hay un mejor trabajo acústico en el habitáculo, con bastante más material aislante instalado en puertas, piso y separador de cabina y motor. Esto mejora sustantivamente el nivel de ruidos que se perciben en el interior, que históricamente han sido altos, especialmente los que venían del motor y del aire, nada raro considerando su diseño poco aerodinámico.

Otra mejora se da en la suspensión, algo más firme y cuidada que antes, lo que ha permitido eliminar algo de los rebotes que se percibían cuando se utilizaba sin carga. Sin ser especialmente confortable, sobre todo si la comparamos con algunas camionetas de marcas japonesas, la mejora en este apartado en sencillamente impactante.

En su estilo

Quizás si el cambio más significativo que tiene la Mahindra Pik-Up respecto de su predecesora es su mayor confort de uso diario.

Nos hemos referido a la mejora aislación acústica del habitáculo, a los asientos más cómodos y a un mayor equipamiento de confort y conectividad. También a una suspensión menos rebotona y más aplomada, todos cambios que se agradecen si se mueven en una de estas Pik-Up por la ciudad o en carretera.

Las mejoras en el motor se perciben, pero menos de lo que esperaba. Y este que el mHawk 2.2 siempre ha sido un motor torqueador en baja, con un turbolag marcado en la salida, una entrega poderosa a partir de las 2.000 rpm y un rango de uso limitado en revoluciones.

No sentimos que cambie demasiado esa especificación ahora, con más potencia y torque que antes, pero con las mismas sensaciones descritas. Posiblemente con el pick-up cargado se debe notar una diferencia más grande, pero no tuve la ocasión de testearlo. Lo cierto es que, al menos en ciudad y carretera, este bloque está muy correcto en la relación  peso/potencia.

Otra mejora que tiene el modelo es la caja, que no es la misma anterior, ya que ahora usa la del XUV500. Y se nota. Es más recisa en los engranajes, de recorridos más cortos y más suave. Otra cosa.

Por cierto que hay cosas que no cambian en la Mahindra Pik-Up. Sigue siendo nerviosa de comportamiento, con una dirección que flota demasiado. Se siente robusta, pero es lenta, y, digamos, pese a la mejora conseguida en el confort, sigue siendo poco refinada y está lejos de lo que ofrecen algunas camionetas más tradicionales.

Algunos colegas dicen que está más cerca del dinamismo y confort de un tractor que de una pick-up. Yo diría que estaba, hoy se ha movido bastante en esta dirección, y eso es bueno.

Adermás, la relación precio/producto, especialmente si busca una camioneta buena para el trabajo duro, es sencillamente insuperable.

 

Conclusiones

La Mahindra Pik-Up nunca ha tenido aires de grandeza ni intenta competir con camionetas tradicionales, de esas que se ven por montones en el norte del país. No es refinada, no es bella, no es tecnológica. Pero es buena, especialmente cuando se le exige. Y es barata.

Hoy ha mejorado y mucho. El interior ya no luce como de los años 70, hay más tecnología disponible y algo de equipamiento que no tenía, como para intentar convencer a algunos clientes que la necesitan sobre el asfalto y no necesariamente en medio del campo.

Además está más cómoda de manejar, y es más suave en el día a día. Sin una gran inversión de por medio, Mahindra apuntó seco donde debía meter mano.

Sigue teniendo sus puntos bajos: el diseño, el look interior y su comportamiento dinámico. Pero es una buena propuesta si lo que necesita es es una pick-up que cargue, funcione en condiciones difíciles y tenga poco dinero.

 

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