"La fe de unos pocos puede cambiar la vida de muchos" reza el dicho que resume uno de los cometidos más grandes en la historia del motorsport. John Cooper junto a su padre fundaron la Cooper Car Company y con la cual transformaron el panorama completo de lo que se concibe hoy en día como carreras de auto, gracias a un simple desarrollo que ellos, humildemente según cuenta la historia, solo atribuyen a una decisión práctica: colocar el motor detrás de los asientos. Mientras Cooper solo señalaba que esto era porque estaban usando motores de motocicleta y les era más fácil hacerlo así, no se daban cuenta de que el motor dispuesto atrás en posición central/trasera ayudaba al equilibrio dinámico de un auto, mejorando todos sus atributos, desde la dirección hasta el grip en curvas.
Su éxito en la F1 se tradujo en visitas a Estados Unidos, donde su deportivo tambien cambió el paradigma de la competición en la incipiente Indycar. Desde ahí que casi todo monoplaza o prototipo y deportivos purasangre lleven el motor atrás.
Pero de paso, Cooper no solo dejó ese importante legado, sino que llevó su expertiz al rally, en la forma de un auto muy particular: el Mini. Gracias a él y su Mini Cooper, demostró al más puro estilo David vs Goliath, que un auto pequeño, liviano, maniobrable y con adecuada potencia, podía ser mucho más hábil que un gran sedan pesado.
"John, esto no va a funcionar" se repite una y otra vez, mientras Paddy Hopkirk a bordo del Mini Cooper #37, en el video a continuación, se abre paso auto tras auto, tras la mirada atónita de los fanáticos, periodistas, constructores y pilotos en el Rally de Montecarlo de 1964. El germen del hot-hatch comenzaba y nadie podía creer que un auto tan pequeño estuviera tan lleno de grandeza.
The Faith of a Few - John Cooper Works