Cada invento trae consigo su “accidente”. ¿Qué quiere decir esto? Piénsalo así: antes de los barcos no existía el naufragio, y antes de la electricidad no existía la electrocución (salvo que te parta un rayo, pero eso lo cuento más como mala suerte 😒). Claramente, antes de la electrónica, no existía el hackeo. Y ahora que los autos están llenos de electrónica…
Según un estudio realizado por The Upstream, primer trimestre de 2019 se registraron 51 incidentes relacionados con hackeos de autos. Dirás que son muy pocos casos, pero representan un incremento del 300% respecto el mismo período del año anterior, y sabemos cómo son estas cosas: parecen pequeñas pero crecen tan rápidamente que antes de darnos cuenta son una epidemia.
Representan un incremento del 300%
Un dato más para preocuparnos es que el 72% de esos ataques fueron maliciosos, cuando antes la mitad era solo “por deporte”.
Llaves y servidores
Ya te habíamos contado que el principal punto de vulnerabilidad de los autos es (y sigue siendo) el sistema de apertura “sin llaves”, que se llevan el 47% de los ataques, pero hay que tener en cuenta el ataque a servidores.
¿Por qué el segundo tipo es más peligroso? Simplemente porque intervenir la “llave” afecta de a una unidad a la vez, mientras que “entrar por el servidor” o vía Apps, puede hacerlo con varios vehículos a la vez, además de poder obtener localización del auto y datos del propietario, desactivar la alarma y, sobre todo, tomar el control de la unidad.
Suponemos que las marcas están invirtiendo grandes recursos en sistemas de seguridad, sin embargo, sabemos que esta es una carrera que nunca termina…