Ante el plan de iniciar entregas a principios de 2020, Bentley Motors ha iniciado la producción del nuevo Flying Spur en la planta de Crewe, Inglaterra.
Para la fabricación artesanal de este sedán, la compañía ocupa casi 200 personas dividas en 84 etapas de ensamble, las que trabajan bajos los más altos niveles de atención al detalle para lograr la perfección en el Bentley más avanzado jamás construido.
Antes de iniciar la producción del Flying Spur 2020, Bentley acumuló más de 2 millones de kilómetros a través de 142 prototipos y automóviles de preproducción. Como parte de esta etapa de desarrollo, los vehículos recorrieron 18 países en cuatro continentes, con temperaturas desde los 34 grados bajo cero a los 48 sobre 0; y en altitudes hasta 4.300 metros sobre el nivel del mar.
Se analizaron datos en más de 816.000 kilómetros de pruebas en vías públicas, mientras que 322.000 kilómetros se condujeron sobre terrenos de prueba para validar componentes y sistemas.
Asimismo, se recorrieron 2,3 millones de kilómetros (equivalente a dar la vuelta al mundo 41 veces) de pruebas simuladas de durabilidad de los componentes del chasis utilizando equipos de prueba o en la carretera.
De los 460.000 kilómetros de pruebas de durabilidad realizadas en terrenos de pruebas, más de 12.000 kilómetros fueron conducidas a la velocidad máxima del automóvil: 333 km/h. Las pruebas de chasis solo fueron responsables de más de 150 vueltas al circuito de Nürburgring.
El Bentley Flying Spur 2020 está impulsado por una versión mejorada del W12 de 6.0 litros y doble turbocompresor, que establece el punto de referencia en rendimiento, agilidad y dinamismo para el segmento. Emparejado con una transmisión avanzada de ocho velocidades de doble embrague, tiene una velocidad máxima de 333 km/h y una capacidad de aceleración de 0 a 100 km/h en 3,7 segundos.