El Chevrolet Sail es un clásico en la oferta de autos en Chile. Fue lanzado a fines de 2010 como sustituto del vetusto Corsa de origen brasileño (el Chevrolet Corsa, no el Opel Corsa, que alguna vez fueron lo mismo) y el éxito fue inmediato.
Vale decir que el Sail es un desarrollo de la asociación entre la china SAIC y General Motors para reemplazar, precisamente, al Corsa que también se producía en China, y que llegó en 2008 como Corsa Plus, rompiendo el estigma que por entonces pesaba sobre los automóviles chinos.
El hecho de ser vendido bajo la marca Chevrolet, mostrar un diseño y calidad que estaba por encima de esos primeros autos chinos que llegaron al país, y un muy correcto paquete de equipamiento asociado a un atractivo precio le hizo ganarse un lugar en el corazón de los usuarios nacionales, al punto de convertirlo por años en el modelo más vendido del país.
Un dato confirma esta afirmación: 110 mil unidades se han vendido desde entonces, sumadas la primera y segunda generación del modelo, que aterrizó hacia fines de 2015.
Ahora, hace un rato que el Chevrolet Sail no es el auto más vendido de Chile. Le superan los Kia Rio y Morning, además de la camioneta Mitsubishi L200, pero pese a los años a cuesta sigue siendo un referente al cual derrotar, y eso explica la llegada al país de modelos muy similares en atributos, precio y origen: el Kia Soluto y el Hyundai Verna, este último ad portas de su estreno en sociedad.
Por lo mismo, en Chevrolet se pusieron las pilas y lanzaron una versión tope de gama denominada Smart, que agrega no sólo algo de conectividad, sino mucho más. La gama del Sail está compuesta por cuatro versiones, con precios desde $6.990.000. Nuestra versión de pruebas Smart cuesta $8.949.000, aunque cuenta con casi un millón de pesos de descuento en bonos.
Primer atributo: el tamaño y la habitabilidad
Partamos por una breve descripción del modelo. Es un sedán del segmento B, aunque por precio ubicado en la parte baja. Mide 4.300 mm de largo, 1.735 mm de ancho, 1.504 mm de alto y tiene entre ejes 2.500 mm.
Medidas clásicas para un modelo de tres cuerpos de tamaño compacto, pero que ofrece una sorprendente habitabilidad. Cuenta con dos plazas delanteras bastante cómodas, con el asiento del conductor y el volante ajustables en altura, lo que permite encontrar una cómoda posición de manejo. No extrañé el ajuste del volante en profundidad, y en este segmento dudo de que alguien lo ofrezca.
Las plazas traseras son muy interesantes, ya que cuentan con mucho espacio para piernas y cabeza, asociado a un respaldo que está bien reclinado. Es cómodo y no cansa, lo que permite hacer muchos kilómetros ahí.
La plaza central está algo penalizada por el respaldo algo prominente, pero es un asiento muy cómodo para que vaya alguien sentado ahí. No hay túnel central, lo que permite depositar los pies, y si bien el ancho general es justo, dos adultos y un niño, o tres niños de diferentes edades perfectamente cabrán ahí.
El maletero es grande, de 357 litros, aunque la verdad parece que tuviera más de 400. Es profundo hacia abajo y hacia adentro, y la boca de carga es ancha. Un dato no menor: bajo el piso se enconde un neumático de repuesto completo, un diferencial respecto de la competencia.
Segundo atributo: la mecánica y el manejo
La plataforma del Sail no es nueva, está claro, pero ofrece muchos elementos que nos hacen sentirnos cómodos. Como nos comentaba el editor adjunto de Autocosmos, Jorge Beher, “se siente como un buen sedán japonés de los 90”.
El chasis no se siente tan rígido como los autos modernos, está claro, pero no se tuerce de nada, tampoco se desestabiliza porque sí. De hecho, ofrece un sorprendente aplomo, casi de auto más grande.
La dirección es bien directa y relativamente rápida, hay feeling conductivo, lo que es una rareza en este tipo de autos. Bien ahí el Sail. Los frenos, en cambio, no me gustaron. Tacto muy esponjoso del pedal y es lento de reacción. Hay que andarse con cuidado con esto.
Los neumáticos de serie son de 14 pulgadas, pero nuestra versión sube un número para ofrecer 185/60 R15. Es un perfil algo más pequeño, pero no influye en la suavidad de marcha.
El motor del Sail es un cuatro cilindros, de 1.5 litros, que genera 109 Hp y 141 Nm, y que está asociado a una caja manual de cinco marchas.
Se siente ágil en bajo y medio régimen y es capaz de hacernos sentir que vamos en un auto más potente. Lo claro es que no hay rivales que lo superen en este ítem. Pero en contra está el consumo: la marca indica que rinde en ciudad 11,6 km/litro, con un mixto de 15,9 km/l. En nuestra prueba no fue tan generoso y en urbano anduvimos un 10% más bajo (10,2 km/l), con un mixto un 20% más bajo (12,8 km/l).
Lo claro es que considerando el precio y el segmento, el Chevrolet Sail es un auto de buen manejo, que a nadie debería molestarle.
Tercer atributo: la relación precio/equipamiento
Uno de los puntos que siempre se ha destacado del Sail es el contenido.
De serie se ofrece con kit eléctrico completo (vidrios, espejos y cierre), computador a bordo, doble airbag frontal, frenos ABS con EBD, anclajes isofix, cinturones de tres puntas, y radio con MP3, puerto USB y bluetooth. Y luego escala agregando aire acondicionado, volante multifunción, pantalla de 4,2” y neblineros, entre otros.
Pero la nueva versión Smart es otra cosa porque añade mucho contenido para no perder frente a los nuevos rivales. Sólo en seguridad hay un salto importante, ya que agrega airbags laterales y sensor de retroceso con cámara.
Por fuera suma las llantas de aleación aro 15 y el sunroof, mientras que en confort añade la regulación de altura de los asientos delanteros y, lo principal, un sistema de conectividad con pantalla táctil de 8”, con acceso a aplicaciones como Waze y Spotify.
Ojo, es un sistema Android que no cuenta con ni con Mirror Link, ni con Apple CarPlay, ni con Android Auto. Básicamente, se le comparte internet desde tu propio celular y es posible usar algunas de estas aplicaciones. Funciona bien y soluciona una ausencia importante en el auto, pero no es tan cómodo como lo otro.
Si sumamos el equipamiento del Sail Smart y lo ajustamos al precio con bono de marca (sin financiamiento), tenemos un indiscutido ganador.
Primera objeción: el diseño ya está viejo
Bueno, no podía ser distinto considerando que este auto se lanzó en 2015 y no ha recibido cambios desde entonces.
Las formas generales, elementos como las luces y la silueta denotan el paso del tiempo, más todavía si se le pone al lado de algo más moderno como un Kia Soluto. Pero este auto es atemporal. No cautivará a ningún millenial por diseño, pero sí por funcionalidad y, nuevamente, contenido: llantas aro 15, neblineros y sunroof son sus cartas, y las juega bien.
Por dentro hay una buena mezcla de materiales, todos acordes al precio (no hay que buscar tactos gomosos ni superficies anti deslizantes), y con un juego de texturas interesantes. El volante y los marcadores se ven muy viejos, también el tapizado, pero en general está correcto para el segmento.
Segunda objeción: es un poco áspero de manejo
Vale decir que este auto cuenta con suspensión delantera McPherson y trasera de eje rígido, que es la arquitectura normal en este segmento.
El manejo es algo áspero, y no sólo por pavimentos que están gastados o rotos. Hay asperezas que se filtran hacia el interior, pero, de nuevo, se siente muy sólido en el manejo.
Lo que no me gustó es el golpe que se produce cuando uno entra pasado en un lomo de toro. No es de la rueda, ni tampoco del amortiguador cuando comprime a fondo, sino que se produce en la fase de extensión (cuando se estira), lo que es raro.
Debe tener un recorrido de amortiguador más corto de lo normal, lo que es bueno para el aplomo porque se evitan cabeceos y rolidos laterales, pero es malo por los golpes que se generan. Una por otra.
Tercera objeción: necesita rejuvenecer la propuesta
Si bien Chevrolet lanza esta versión Smart, con su pantalla de 8 pulgadas y la conectividad que todos buscan, resulta raro que no pueda dotar al sistema de enlaces más naturales como Apple CarPlay y Android Auto, algo que el Kia Soluto sí ofrece.
Desde el punto del cliente joven, este puede ser un punto fundamental. Ahora, ¿funciona el sistema de Chevrolet? Sí, y bien. Pero hay que conectar y desconectar a cada rato, en lugar de enchufar un cable. Es molesto, pero al menos la conectividad está.
Conclusiones
Es un auto conceptualmente viejo, pero funciona. Es amplio, tiene una buena mecánica, ofrece un gran equipamiento y anda relativamente bien. Es ciento por ciento familiar, si hubiera que puntualizarlo. Pero es una compra segura.
Y con la cantidad de autos que hay, mantenciones baratas, disponibilidad de repuestos y reventa garantizada.