A lo largo de su historia, que en el ámbito de las cuatro ruedas comenzó a escribirse en 1899, Opel le ha infundido vida a muchas celebridades, entre las que se cuentan el sempiterno Corsa, el elegante Vectra, el veloz Calibra y, varias décadas más atrás, a ejemplares como el Laubfrosch de 1924, el Olympia de 1935 y los inolvidables Kadett y Rekord, modelos que brillaron en sus respectivos segmentos en los años sesenta y setenta.
Pero ahora es tiempo de homenajear a otros dos célebres integrantes de esta casa alemana, la marca del “Blitz”, un par de automóviles que provienen de la misma plataforma y que comparten órganos mecánicos, pero cuyo propósito es diametralmente distinto: Ascona y Manta.
El Ascona fue el primero en llegar, lo develaron en el Salón de Turín, para ubicarse entre los venerables Kadett y Rekord, ofreciéndose como una berlina divertida de manejar y con cierto aire deportivo, con una gama de carrocerías que incluía siluetas sedán, coupé e incluso station wagon (caravan para los germanos). Pero desde un principio y pese a los esfuerzos de la marca el Ascona no logró transmitir el mensaje deseado, siendo visto como un confiable y confortable automóvil familiar, imagen que confirmaba su motor de 1.600 cc que producía 68 caballos, 80 en la variante S, y esa sedosa suspensión tipo Panhard que sostenía el eje trasero.
Pero el Opel Ascona no se dejó avasallar por la opinión de quienes no lo veían como un ejemplar deportivo, y es más, la firma alemana autorizó un programa de motorsport que puso en el Campeonato Europeo de Rally a varios de estos modelos, la versión SR equipada con un bloque de 1.9 litro (90 caballos) para ser más preciso, certamen que fue dominado por el binomio Walter Röhrl y Jochen Berger, quienes ganaron seis de las ocho pruebas del calendario disputado en 1974, y que al año siguiente triunfaron en el Rally Acrópolis, la primera victoria de Opel en el Campeonato Mundial de Rally.
El Manta restituyó el orden
En septiembre de 1970, cinco meses después de presentarse el Ascona, debutó el Manta, con el mismo código genético de la berlina pero vestido con una carrocería de dos puertas, la única disponible de hecho, siendo una decisión muy osada tomando en cuenta que aún estaba presente el Opel GT, lanzado en 1968, un idolatrado ejemplar con el que el Manta debía competir en su propia casa; claro que el GT era un biplaza, en cambio en el Manta podían viajar cuatro personas.
Los mismos motores presentes en el Ascona impulsaban al debutante coupé, abriéndose la oferta con un bloque de 1.2 litro que entrega 60 caballos, y cerrándose el inventario técnico con un chispeante motor de 1.900 cc que erogaba 105 caballos gracias a la inyección L-Jetronic provista por Bosch; se trataba del Manta GT/E, que es la unidad más apetecida por los coleccionistas de youngtimers.
El Manta surgió en una época en la que los compradores valoraban mucho a los coupés elegantes y deportivos, razón por la cual este modelo alcanzó elevadas cifras de ventas en esos 18 años de actividad. Fueron producidas más de 498 mil unidades, y solo el primer año se registraron 56.200 colocaciones.
Por su parte el Ascona permaneció menos tiempo, hasta 1975, presencia fugaz que ayudó a los directivos de Opel a entender que la deportividad era tema del Manta y no de una berlina que, aunque se le quitaran dos puertas, carecía de lo necesario para captar la atención de los amantes de la adrenalina… bueno, “pastelero a tus pasteles” dicen por ahí.