La historia del automóvil tiene un capítulo exclusivamente reservado a los Bubble Car o Microcar, como se les solía llamar en Europa. Su apogeo se registró entre 1950 y 1960, siendo Alemania el mayor productor por efecto de las fuertes restricciones económicas e industriales de la posguerra; las primeras unidades de este tipo se construyeron con piezas sobrantes… estilo Frankenstein.
Entre los principales actores de este segmento estaban los fabricantes Fuldamobil, Messerschmitt, Hoffmann, Zündapp y BMW, aunque en 1955 la firma bávara tomó el liderazgo gracias a la incorporación del pequeño Isetta a su gama de productos, una idea que no fue de su autoría porque tres años antes el apodado “huevito” ya se veía en las calles pero luciendo la insignia de la marca italiana ISO Motor.
Después de revisar lo sucedido en el pasado, miremos hacia el futuro. Los centros urbanos necesitarán medios de transporte para grandes cantidades de público, pero también automóviles compactos -eléctricos por supuesto- para atender las necesidades de movilidad individual. Y es en este punto donde entran en acción los ejemplares como el Microlino, junto a su compañero de tres ruedas Microletta, una dupla en la que destaca especialmente el primero de estos, considerado por muchos como la versión futurista del recordado BMW Isetta.
Develado en “Ciber-Ginebra”
La presentación oficial del proyecto Microlino, que comenzó a desarrollarse en 2016, debía concretarse en el abortado Salón de Ginebra. Al final el destape se realizó en las plataformas digitales, anunciándose además que el Microlino estaría acompañado por un scooter, el Microletta. Esta motocicleta de tres ruedas cuenta con baterías extraíbles que le permiten cubrir 100 kilómetros, a una velocidad máxima de 80 km/h.
Con respecto al Microlino, está claro que su diseño exterior evoca o más bien dicho rescata elementos del Isetta, como por ejemplo la puerta con apertura frontal y la banqueta donde caben dos ocupantes, aunque esta vez la columna de dirección es fija. Para mejorar su balance el piso soporta el peso de las baterías y del electromotor, que le brinda tracción a las ruedas delanteras, mientras que el eje posterior es independiente; esto garantiza mayor estabilidad.
Mide 2.430 mm de largo, 1.500 mm de ancho y 1.450 mm de alto. El fabricante anuncia un peso de 513 kilos, y se puede optar por una batería que permite viajar 125 kilómetros y una de rango extendido (14,4 kwh) que ofrece hasta 200 kilómetros de autonomía. En ambos casos la recarga se puede realizar en una toma domiciliaria, proceso que tarda cuatro horas, y una hora cuando se utiliza una fuente específica.
La nueva empresa, Micro Mobility Systems, que se formó tras una serie de conflictos con sus socios fundadores, confirmó que los precios preliminares del Microlino y Microletta son 12.000 y 4.900 euros, respectivamente. Hasta el momento se han reservado 18 mil unidades del Microlino, lo que sin lugar a dudas le augura un exitoso porvenir a este funcional medio de transporte.