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Probamos el Chevrolet Camaro Six 2017

La sexta generación del muscle car de Chevrolet mejora sustancialmente su desempeño dinámico respecto de la versión anterior, y ofrece una sensación más premium en el interior.

Probamos el Chevrolet Camaro Six 2017

Chevrolet Camaro es uno de los más icónicos autos de la industria americana. Y al igual como ocurrió dos años antes con el Ford Mustang, el cambio generacional es tan grande, que cuesta encontrar coincidencias entre una versión y la otra, salvo por su concepto de muscle car, su nombre y el emblema SS, única variante introducida por la marca en el país.

El Camaro se presentó en sociedad en 1966 con el único fin de competir con el Ford Mustang, y su primera generación lanza un año después fue tan exitosa, que dio inicio a una larga zaga que en 2017 cumple medio siglo de vida comercial.

Tras una cuarta generación fea y sin brillo, Chevrolet lanzó en 2009 un sustituto del Camaro que volvió a rejuvenecer su muscle car, al reinterpretar de manera  moderna la silueta y formas del modelo original.

El Camaro Six, que es la definición oficial dada por Chevrolet, mantiene este concepto de musculoso moderno, pero modifica prácticamente todo en el auto: es más ligero, más potente y llega cargado de tecnologías, siendo definitivamente un mucho mejor Camaro.

 

Características técnicas y mecánicas

El Camaro Six monta el mismo bloque de ocho cilindros, 6.2 litros e inyección directa de gasolina del SS anterior, pero ahora eroga 455 caballos de fuerza y 617 Nm de par. La transmisión es automática de 8 velocidades con modo manual a través de levas detrás del volante, que envía el par al eje trasero.

Con este tren motriz, el Chevrolet Camaro Six acelera de 0 a 100 km/h en cuatro segundos.

La plataforma es nueva para el modelo, derivada del Cadillac ATS, aunque con tantas modificaciones que tiene un 70% de desarrollo exclusivo para el Camaro. Esta base es 90 kilos más liviana (1.671 kilos) y 28% más rígida que el deportivo de generación anterior.

Chevrolet Camaro Six 2017

Versión SS: $39.990.000

Al igual que el Ford Mustang, el nuevo Camaro tiene ahora suspensión independiente en las cuatro ruedas (McPherson adelante, multilink atrás) e incluye tecnología Magnetic Ride, que permite que los amortiguadores se adapten en tiempo real a las condiciones del camino. Los frenos ahora son Brembo, permitiendo una detención total desde los 100 km/h en poco más de 35 metros.

Como novedad, el deportivo ofrece un diferencial trasero autoblocante y un sistema de ayuda con cuatro modos de conducción: Sport, Tour, Track y Hielo/Nieve.

El diseño muestra una evolución del modelo anterior, con especial preocupación por la resistencia aerodinámica. Mide 4.783 mm de largo, 1.897 mm de ancho, 1.349 mm de alto, 2.812 mm entre los ejes.

 

Confort y habitabilidad

El nuevo Camaro tiene una propuesta más premium que su antecesor, no sólo por incorporar una carga tecnológica mayor, sino también por la calidad de materiales usados y las terminaciones.

Sin en la quinta generación resultaba chocante encontrarse con los mismos plásticos y botones que en un auto tan accesible como el Aveo, Chevrolet trabajó cuidadosamente la calidad percibida en el Camaro Six, sumando polímeros blandos al tacto y tapizado de cuero en asientos y paneles.

El Camaro sigue siendo un auto grande por fuera y pequeño por dentro, con dos plazas delanteras magníficas y dos diminutas posiciones traseras que son incómodas incluso para niños, especialmente porque no hay espacio para los pies. El maletero es grande, pero debido a una boca de carga estrecha, termina siendo poco funcional.

En materia tecnológica destaca la incorporación del sistema de entretenimiento MyLink, compatible con Apple Car y Android Auto, y con navegador GPS. A ello suma un head-up display, sensor de punto ciego y aviso de cambio de carril, un sistema de audio Bose con nueve parlantes, y butacas climatizadas, entre lo principal.

 

Impresión de manejo

Estaba claro que la sexta generación del Camaro sería más rápida y potente que la quinta entrega, sin embargo, el tema era saber cómo respondería Chevrolet al extraordinario Mustang lanzado en 2014 por Ford. Y la respuesta es  buena.

Bajo el capó está quizás si el más confiable y versátil de los V8 de la industria americana, el Small Block 6.2 que también utiliza el Corvette Stingray.

Con más potencia y par, en el Camaro empuja mucho, acoplado a una caja automática que le sienta realmente bien porque sabe ir a ritmo para encontrar la relación adecuada como para no “achancharlo”. Esta caja es suave, confortable, pero también lo suficientemente rápida para poder desarrollar una conducción deportiva.

Los modos deportivos también le caen bien al Camaro. El modo Tour se conecta por defecto y ofrece lo mejor del confort de la industria americana, con mucha suavidad de marcha. El modo Sport, perfecto para carretera, endurece la suspensión y dirección, y la respuesta del acelerador se siente más contundente.

El modo Track es muy extremo para la calle, pero perfecto para un circuito, como lo pudimos probar en Quilpué. La suspensión se pone muy dura, los cambios son rápidos y algo toscos, y la dirección se siente muy pesada.

Gracias a la notable reducción de peso, el Camaro se siente más ágil y liviano que antes, y en esto radica su gran transformación dinámica. Dobla con mucha precisión y el aplomo en bueno como para estirar los frenajes al máximo y aventurarse en una curva. Pero la masa es grande y la física hace el resto. Cuidado con entusiasmarse mucho o llegará el momento en que el auto no doblará o, lo que es peor, terminará en trompo.

Lo mejor es su capacidad de aceleración, contundente y brutal, entretenida e inspiradora cuando se pone atención al ronco bramido del motor. La cabina está muy bien insonorizada, pero las notas clásicas del V8 se dejan sentir a plenitud.

 

Conclusión

El Camaro Six es la respuesta contundente de Chevrolet a Ford, y una victoria para los amantes de los muscle car, ya que al fin cuentan con dos exponentes magníficos que mejoran prestaciones, dinamismo y, sobre todo, calidad.

El desempeño dinámico del Camaro es increíblemente superior a su antecesor. Es confortable y exquisito cuando se conduce con tranquilidad, pero también es bestial y salvaje cuando se exprime a fondo el magnífico motor V8. Sigue siendo pesado y algo torpe, pero sin duda entretiene y hace soñar.

El diseño sigue siendo impactante, tan moderno y añoso a la vez, que nos sigue pareciendo un auto sacado de un comic.

El habitáculo es tanto mejor que el anterior, que pareciera que estamos en otro modelo y no en un Camaro. Lo que ofrece por dentro hoy, tecnología enfocada en confort, conectividad, seguridad y conducción, nos da un modelo que sí justifica el precio que se paga, que eso sí, es bastante mayor que el anterior.

Si le gustan los muscle car y tiene $40 millones, ni se lo piense. Hágalo suyo.

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