A partir del año próximo, la Fórmula 1 modificará el límite de motores que cada monoplaza podrá utilizar a lo largo de la temporada, disminuyendo su número de cuatro a tres. Esto ha generado críticas nada menos que de Lewis Hamilton, el reciente campeón del mundo.
El británico, que reconoció que con la actual normativa “generalmente debes gestionar el rendimiento del motor”, aseguró que “no me gusta la idea de bajar a tres unidades por año, me da asco”.
“Deberíamos poder presionar más. El ‘sprint’ es lo que echamos de menos en la F1”, agregó el piloto de Mercedes tras el Gran Premio de Brasil, justamente la competencia en la que estrenó un nuevo impulsor. Al ser la anteúltima cita del año (solo lo volverá a utilizar en Abu Dhabi), pudo “llevarlo al máximo de rendimiento por primera vez, lo que fue lindo”.
Tan poco acostumbrados están los pilotos a utilizar todas las bondades del motor, que el propio Hamilton admitió que en Interlagos “a menudo bajaba el rendimiento. Por radio me decían que lo subiera, pero yo prefería conservarlo”. Lo que también influyó en su decisión fue un duro recuerdo del año pasado, por el que prácticamente perdió la lucha del título con Nico Rosberg: “Imagino que no lo hacía por temor a apretar demasiado, como me sucedió en Malasia 2016, que terminé con el motor roto”, comentó.
Por otro lado, la experiencia de competir con estos impulsores en la mitad del pelotón le permitió también ver de manera distinta el manejo de los punteros: “Si miras su carrera, estaban siendo conservadores, y eso es lo que generalmente hacemos cuando vamos adelante. No creo que sea emocionante para la gente, ni tampoco lo es para nosotros”, manifestó, antes de agregar: “Yo quiero un coche que sea rápido y ágil, que me permita ir siempre para adelante. Lamentablemente, eso no es lo que generalmente tenemos”.