Lanzado a nivel mundial 2008 y actualizado cuatro años más tarde, el nombre Compass no tiene gran tradición en Jeep, pero sí es muy relevante para la marca en Chile: éste fue el modelo que le permitió a la firma importada por SKBergé ampliar su base de clientes y cambiar completamente sus números.
Una década atrás, el Compass no sólo era el modelo más compacto de la marca, sino que incluso se ofreció con tracción simple, rebajando su nivel de precio y permitiendo a Jeep dejar de ser una marca de nicho y alto valor, convirtiéndose en una más cercana y alcanzable, pero todavía muy aspiracional.
Con la llegada del Renegade en 2014 parecía que el Compass dejaba de tener razón de ser en la gama de Jeep, e incluso salió del catálogo por un par de años. Pero el Grupo FCA tenía otra cosa en mente, y en la misma planta de Pernambuco (Brasil) donde se produce el SUV compacto, desarrolló un nuevo Compass que fue develado hacia fines de 2016, y que le permite cerrar la brecha muy grande que existía entre en Renegade y Cherokee.
El nuevo Compass fabricado en Brasil aterrizó en Chile hacia fines de 2017 (puedes leer todo sobre el auto pinchando aquí), ofreciéndose en versiones de entrada 4x2 mecánico y en variantes automáticas 4x4, con precios desde los $15.990.000 (sin considerar bonificaciones) hasta casi los 25 millones de pesos.
Probamos en Chile la versión Sport 4x2 MT y en Brasil la variante automática 4x4 Limited, y estas son nuestras conclusiones.
Lo mejor de Brasil
Es cierto: el origen brasileño sigue generando muchas dudas entre los consumidores locales, y algo de eso le ha pasado a Jeep, una marca acostumbrada a ofrecer productos norteamericanos.
Sin embargo, la planta de Pernambuco es la más moderna de FCA en todo el mundo y los modelos que ahí se fabrican (Renegade y Compass) dejan en evidencia que no hay razón alguna para dudar del origen.
La plataforma del Compass es la misma que Jeep utilizó para el Renegade. Se trata de una base de origen italiano (Fiat) completamente modificada para soportar las exigencias de un todoterreno, al punto de que el Compass tiene un 70% de aceros de alta o ultra alta resistencia, lejos de cualquier otro modelo que se fabrique en Brasil (salvo el Renegade, que tiene 65%), y cuenta con hasta 5.000 puntos de soldadura.
Con esto se consigue niveles de rigidez estructural poco comunes en autos de pasajeros. Y la rigidez, sabemos, permite aumentar la ductibilidad en el uso (algo fundamental en un Jeep), ganar más seguridad (máxima evaluación en los test de choque) y, sobre todo, mayor durabilidad.
Sobre esta base, Jeep diseñó un modelo de gusto global, con el diseño elegante del Grand Cherokee en lugar de las líneas agresivas y robustas del Renegade, manteniendo intactas las características propias de la marca: un capó largo y musculoso, un frontal vertical y plenamente identificable (parrilla de siete barras), buenos ángulos de aproximación (16.8º de ataque, 31.8º de salida), guardabarros anchos, gran despeje al piso (198 mm para los 4x2, 208 mm para los 4x4), protecciones bajas, cintura alta y mucho aplomo visual.
El Compass es plenamente identificable como un Jeep, aunque su propuesta estilística y sus líneas suavizadas le permiten atacar a un grupo mucho más amplio de consumidores.
El tamaño, además, es adecuado para el uso más urbano que están teniendo los SUV de Jeep: tiene 4,39 metros de largo, dos centímetros menos que el Compass anterior, pero a tono con sus competidores más fuertes en el segmento de los SUV medianos (Hyundai Tucson, Kia Sportage, Nissan Qashqai, Mazda CX-5, Subaru XV).
Los 2,02 metros de ancho y los 2,64 metros entre los ejes le regalan al Compass, una de sus características diferenciales respecto de su competencia: tiene mucha habitabilidad, especialmente en las plazas traseras, donde tres adultos pueden viajar con bastante comodidad.
La alta calidad percibida en sus materiales y acabados dan cuenta que, si bien se fabrica en Brasil, sigue siendo un Jeep. Materiales blandos al tacto en el panel, tapiz de cuero en las puertas y apoyabrazos (y en los asientos en las versiones 4x4), finas terminaciones nos hablan de un modelo realmente bien construido.
Alto contenido de serie
Uno de los problemas con que se han encontrado siempre los importadores que traen modelos desde Brasil es que la oferta de equipamiento es pobre, o está disponible sólo en la parte alta de la gama. Con el Compass eso no ocurre, ya que de serie hay un nivel de contenido que, comparativamente con sus rivales, es bastante superior, especialmente en materia de seguridad.
La versión de entrada de este modelo ($15.990.000, sin considerar bonos) se ofrece con doble airbag frontal, frenos de disco en las cuatro ruedas, ABS y distribución electrónica de frenado (EBD), controles de tracción y estabilidad (ESP), sistema electrónico antivuelco, monitor de presión de neumáticos, sistema de amortiguación para balanceo de remolque, nivelación automática de faros, soporte para frenado en lluvia, hill assist, anclajes isofix, cinco cinturones de tres puntas, sensor de retroceso con cámara, luces diurnas LED y neblineros con función cornering (iluminan la curva interior cuando el auto va girando).
Y por $500.000 adicionales, la siguiente versión añade cinco airbags más: dos laterales, dos de cortina y uno para las rodillas del conductor. Ninguno de sus competidores tiene tanto. Y las variantes 4x4 suman asistente de estacionamiento (Park Assist), sensores perimetrales, sensor de punto ciego y aviso de cambio de carril.
Otro punto destacado del Jeep Compass es que de serie ofrece el sistema de infoentretenimiento U-Connect con pantalla táctil de 7 pulgadas, el que se ofrece con bluetooth (para teléfono y streaming), mandos por voz (para teléfono, radio y climatización), conectividad a Apple CarPlay y Android Auto, dos puertos USB y entrada auxiliar, y seis parlantes.
Notable la forma en que funcionan los mandos por voz, ya que basta presionar un botón ubicado en el volante y dar una orden del tipo “llamar a Pedro…”, o “sintonizar 103.3 FM”, o “bajar temperatura a 18 grados”, para el que el sistema realice estas funciones.
El confort de serie viene dado por el volante multifunción, el climatizador dual, el control crucero con limitador, el freno de mano eléctrico, el paquete de vidrios, espejos y cierre centralizado, los sensores traseros con cámara, el display digital de 3,5” y el computador a bordo.
¿Qué otra cosa distingue al Compass? Como buen Jeep que es, la funcionalidad es extraordinaria. Para ello ofrece un piso trasero en el maletero que es reversible (alfombra o goma, en caso de cargar cosas mojadas), argollas para afirmar la carga, un cajón debajo del asiento delantero que permite esconder una cartera, luces de cortesía, rieles en el techo, grandes posavasos y portabotellas con fondo antideslizante, entre otros.
Potente pero tragón
Si bien en Brasil disponen de tres opciones de motor, para Chile sólo está disponible el más potente de todos: el cuatro cilindros TigerShark de 2.4 litros de capacidad, que genera 180 caballos de fuerza y 231 Nm de par, disponibles de las 3.900 rpm.
Este motor está asociado a una caja mecánica de seis velocidades en las dos versiones de entrada que son de tracción delantera, mientras que la opción automática de nueve marchas sólo está asociada a un sistema de tracción total. En un futuro próximo se sumará una opción intermedia con caja automática y 4x2.
Con este paquete mecánico, el Compass se siente pujante, pero tampoco es un cohete en proceso de despegue. Funciona mejor con la caja manual ya que es posible exprimirlo de mejor manera en los momentos adecuados, aunque la caja automática, al tener nueve relaciones, va escalando progresivamente, haciendo que el manejo sea suave.
Un rendimiento que, por cierto, no está entre los mejores del segmento. La marca homologa 8,3 kilómetros por litro en ciudad y a nosotros nos dio 7,5 km/l, no muy lejos de lo que ofrecen los modelos coreanos con bastante menos potencia (155 Hp). Cuando lo condujimos en carretera a 120 km/h nos dio 13 km/litro, cerca de los 15 km/l que se homologaron a una velocidad menor.
Las versiones 4x4 incorporan uno de los mejores sistema de tracción del mercado, mal que mal se trata de un Jeep. El Active Drive ofrece bloqueo de diferencial y el mando Select Terrain, un mando giratorio ubicado en la consola que tiene preconfigurado cuatro modos de manejo para conseguir la mayor tracción dependiendo de las condiciones: arena, barro, nieve y automático. En Brasil lo probamos a través de una playa y no tuvimos ningún problema para salir.
Suave y silencioso
Quizás sean estos dos los mejores adjetivos para calificar el manejo del Compass. Lo primero está dado por la mezcla entre chasis rígido, suspensión firme pero con buenos amortiguadores y un tren motriz que empuja progresivamente.
No hay tirones y acciones bruscas (ni siquiera cuando se pisa el acelerador a fondo), no hay golpes ni rebotes que desacomoden el auto, no hay bamboleos cuando se ejecuta alguna acción rápida. Tal como ocurre con el Grand Cherokee, el Compass responde perfectamente bien a cualquier tipo de uso y ofrece un nivel de agrado superior.
El motor responde rápido a la demanda de aceleración, y recupera sorprendentemente bien en marchas altas. Su régimen de uso normal está en torno a las 2.500 rpm, aunque por las 4.000 es cuando se siente más efectivo, por torque y por potencia. Diría que este bloque es un buen exponente de la propuesta de Jeep: potencia y efectividad.
La caja mecánica está muy bien escalonada y los engranajes son suaves. Considerando su pedigrí, se trata de una caja robusta que no debiera dar problemas en el tiempo. La caja automática, en tanto, es suave, no tan rápida, pero mantiene el régimen de marcha bajo, lo que mejora levemente los consumos.
La suspensión es independiente en las cuatro ruedas, McPherson adelante y multilink atrás, ofreciendo una puesta a punto muy Jeep: resistente al trabajo duro, confortable en la ciudad y menos firme en velocidad, donde hay cabeceos y rolidos laterales que, en todo caso, en nada afectan una conducción con tintes dinámicos. Diría que el foco está en el confort de marcha.
La cabina está muy bien aislada y es posible sostener conversaciones incluso a alta velocidad sin la intromisión de los ruidos externos; la atmósfera es agradable y la posición de manejo es cómoda, levemente alta como en todo SUV, pero con buena visibilidad hacia el exterior.
Atrás se va bien también, con puertas que abren mucho, lo que facilita el proceso de poner sillas de niños, amarrarlos o sacarlos. La banqueta es relativamente plana, bastante blanda y con una excelente reclinación del respaldo. No hay sensación de encierro ya que al ser tan ancho, las puertas del Compass quedan lejos de los ocupantes.
El único pero en materia de habitabilidad está en la maleta, que apenas carga 400 litros. No es aleatorio: debajo del piso hay un neumático de repuesto completo, incluyendo su llanta de aleación, que hace que la base esté elevada. Lo bueno es que la boca de carga es ancha, lo que facilita el proceso de carga.
Conclusiones
El Jeep Compass es lo mejor que nos ha dado la industria brasileña hasta ahora. Es firme de construcción, robusto y rígido, con un buen diseño y una alta calidad percibida. No se extraña un origen distinto pese a ser un Jeep.
Pese a su tamaño exterior compacto, es muy amplio por dentro, aunque la capacidad de carga está limitada. Caben cinco personas y bastante cómodas por lo demás.
El paquete de equipamiento de serie es superlativo y se posiciona como referente de este segmento (especialmente en las versiones mecánicas 4x2). En seguridad ninguno tiene tanto, y en conectividad está en la parte alta sin lugar a dudas.
Y anda muy bien, es suave y cómodo, seguro de manejar, silencioso y agradable. Acelera bien, aunque el rendimiento no es su punto destacado.
¿Lo mejor? Es un Jeep y tiene precios de entrada ultra competitivos, que lo emparejan a modelos menos aspiracionales y menos equipados. Una tremenda opción para quienes sueñan con mostrar las 7 barras en el frente.