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Probando la Honda Ridgeline 2019

Una camioneta incomprendida, que incluso llegó a cambiar lo que fiscalmente conocíamos como camioneta. ¿Qué tanta camioneta realmente usas? ¿Qué tanto camioneta es la Ridgeline? Lo averiguamos...

Probando la Honda Ridgeline 2019

Hay tanto para hablar acerca de las camionetas, en especial tras el resurgimiento que ha habido en variedad y tecnología para el segmento; nuevas marcas, nuevos tamaños, nuevos propósitos. Uno de esos hitos se dio el 2010, cuando Honda debutó a la Ridgeline en el país, una camioneta atípica, que guardaba más con un SUV que con otra cosa. Pensada exclusivamente para un público recreacional, la Ridgeline se ganó a su público, uno que entendió que hay lugares donde una camioneta full size no cabe y que valoró el confort de su plataforma.

Comenzando con sus dimensiones, tiene 5.335 mm de largo, 1.997 mm de ancho y 1.798 mm de alto. Su distancia entre ejes es de 3.180 mm y su despeje es de 200 mm. Su zona de carga, con 8 ganchos, es relativamente plana, ya que oculta muy bien en la carrocería los guardafangos. Esto le permite totalizar una superficie apta para 960 litros y 629 kilos. Además, bajo la zona de carga se oculta un baúl de 206 litros, el que además cuenta con un tapón, por si llevas herramientas o receptáculos con líquido. El área de carga si bien no es profundo, es suficiente para llevar motos (que lo hicimos), equipaje y más. Lo único malo es que la rueda de repuesto va debajo del cajón, accesible desde el baúl oculto. Si vas muy cargado, te costará sacarla, además que es del tipo temporal (galleta). Ah, y como olvidar, su portalón de apertura dual, el cual se puede desplegar de lado o hacia abajo, muy conveniente según 

Su estilo, hemos comentado otras veces, que es más convencional, al lado de la primera Ridgeline. Esto tiene pros y contras, como perder identidad, ante ganar sobriedad para ser más aceptada, permeandose perfectamente con SUVs. De hecho, el pilar C triangular, los calados en las puertas, las grandes manillas, todo desaparece en pos de conformarse con el look de Pilot, de la cual toma casi el 73% de sus componentes y estructura.

Haciendo una comparación con dos rivales perimetrales, el SsangYong Musso mide 5.095 mm de largo, 1.959 mm de ancho y 1.850 mm de alto, con 3.100 mm entre ejes. El Mercedes Clase X mide 5.340 mm de largo, 2.113 mm de ancho (con retrovisores), 1.819 mm de alto, y 3.150 mm entre ejes. La Clase X claramente es una camioneta tradicional, pero donde Mercedes ha puesto mucho desarrollo para darle confort. Por otro lado, el SsangYong Musso deriva de Rexton, así como la Ridgeline lo hace de Pilot. Tres camionetas alternativas para un nuevo perfil de usuarios. Musso, aunque lo parece, no es monocasco como Ridgeline.

Hacia el interior no hay muchas sorpresas, puesto que todo está directamente tomado de Pilot. Los materiales son correctos y la posición al volante es muy cómoda, como podrías suponer de un SUV, aunque todo en un mar de negro y gris. Se podría haber incorporado algunas texturas extra o colores, para alegrar más el habitáculo. Espacio, hay de sobra y con conveniencias para todos, como posavasos en las puertas, espacios portaobjetos y todos los botones al alcance. La banca trasera, es del tipo ULT, que permite plegarla hacia arriba, cosa de así liberar espacio para objetos grandes y altos, que no quieras llevar en el cajón de carga, como un televisor o un macetero. El único problema es que la apertura de las puertas traseras no es muy amplia.

De equipamiento, Ridgeline no escatima en nada, considerando que deriva de un vehículo familiar. Esto incluye climatizador trizona, ventanilla trasera eléctrica, sunroof, completo computador a bordo (con brújula, monitor de la presión de los neumáticos, consumo), asientos delanteros eléctricos, volante de cuero multifunción y un sistema multimedia con pantalla táctil de 8'', con soporte para Bluetooth, Android Auto, Apple CarPlay y GPS, cuya interfaz no es muy atractiva ni muy rápida, pero fácil de entender. Los espejos son eléctricos, pero no de plegado eléctrico.

En cuanto a seguridad, la Ridgeline ofrece, 6 Airbags, control de tracción y estabilidad, frenos con ABS, EBD y asistente de emergencia, iluminación LED, focos halógenos adaptable automáticamente, sensores de estacionamiento, asistente de arranque en pendiente, cámara de retroceso con tres ángulos seleccionables,anclajes LATCH para asientos de niños y el sistema LaneWatch que ayuda a evitar los puntos ciegos con una cámara en los espejos para ver la calzada.

Yéndonos al motor, utiliza un V6 de 3.5 litros SOHC i-VTEC con inyección directa y administración variable de cilindros, el que desarrolla 280 Hp y 350 Nm de torque. Se acopla a un sistema de tracción a las cuatro ruedas inteligente (con cuatro modos y torque vectoring, AWD + I-VTM4) por medio de una transmisión automática de 6 velocidades.

Los cuatro modos de manejo, actúan sobre los controles de tracción y estabilidad, la gestión de caja y acelerador del auto, además del programa de torque vectoring, entregándole distintas personalidades y algunas herramientas extra para poder enfrentar terrenos complejos, como nieve, barro o arena. También hay un modo "Econ" conocido en varios modelos de Honda, que propicia una conducción más económica, ralentizando la sensibilidad del acelerador y apurando los puntos de cambio en la caja.

La entrega del motor y el manejo es muy suave, cortesía de su suspensión independiente y algunos elementos que ayudan a atenuar las vibraciones en el motor. No vas a sentir la patada torquera de un propulsor Turbodiésel en una camioneta de una tonelada, por el contrario, todo es muy sedoso. Ni siquiera cuando le pides que corra, porque de que anda fuerte, anda, pero sin brusquedad. La suspensión es más firme y seca atrás que adelante, con buen recorrido, pero con un tacto algo "jaleoso". La dirección, como en un SUV es muy poco comunicativa.

El consumo no deja de ser alto, entre 6,5 y 7 km/l en ciudad. En carretera puede lograr entre 13 a 15 km/l, si bien homologa cerca de 12 km/l. Las otras camionetas mencionadas andan entre los 9 y 14 km/l, claramente apoyados por propulsores diésel que les benefician más en esa área.

Entonces ¿Nos gusta la Ridgeline? En lo personal, siendo una persona a la que no le gustan las camionetas, la Ridgeline es ideal. Me gusta su confort y como utiliza su espacio de manera inteligente. Su enfoque recreativo y alternativo abre el segmento hacia un público diferente, que necesita una camioneta por sus cualidades de carga y almacenamiento, pero no como una camioneta de trabajo. Arquitectos, diseñadores, productoras de eventos o audiovisuales, deportistas y familias, encontraran mucho valor en su modularidad y calidad. No todos necesitan una full size, una camioneta grande, que cuesta usar a diario y a la que no siempre le sacas todo el partido y no todos necesitan una mediana de una tonelada, austera, confiable, con alta capacidad off-road (que tampoco vas a usar siempre), pero sin ninguna amenidad o conveniencia de confort.

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