Desde ahora, la Nissan NP300 volveremos a conocer como Navara y que si hilamos hacia atrás, veremos que es la sucesora de las venerables D21 y aquellas camionetas livianas de Nissan y Datsun. A partir del 2020, está camioneta no solo recibe un nombre con mucha más recordación que un código alfanumérico, sino que gana algunos elementos de seguridad esenciales, que aún nos preguntamos porque no venían de serie en el modelo lanzado hace cinco años atrás.
Siempre nos reclaman que nos pasan modelos topes de linea para nuestras pruebas. En esta ocasión, tuvimos un modelo un poco más intermedio, en configuración XE con tracción a las cuatro ruedas y caja manual de seis velocidades.
Comenzando con los cambios estéticos, la verdad es que... no hay ninguno, salvo la nueva insignia en el portalón, con la cual podrás diferenciar a los modelos nuevos. Lo demás, se mantiene tal cual como debutó. Eso significa que tenemos una gran parrilla cromada, que es más bien una interpretación utilitaria del lenguaje V-Motion, flanqueada por dos focos bastante convencionales. El parachoques presenta una toma de aire central y dos encastres para los neblineros, con fondo plástico y marco cromado. De perfil, llaman la atención dos cosas; la primera es la sensación de robustez que entrega el diseño, gracias a pasos de rueda marcados, los hombros altos y curvos, más el capó que se eleva un poco en los costados. Lo segundo es el corte que lleva la ventana trasera y que le aporta un estilo discretamente más moderno.
Claro, al no ser la versión LE, le lloran las llantas bicolor, las barras en el techo, la máscara con tramado cromado y las pisaderas, accesorios que usualmente se encuentran en las versiones más altas. De verdad, Nissan pudo haber hecho alguna mejora estética, aprovechando los años que tiene la NP encima, como hicieron todas sus rivales directas.
Sus dimensiones, se mantienen intactas: 5.258 mm de largo, 1.850 mm de ancho, 1.860 mm de alto y 3.150 mm entre ejes, conservando un despeje de 255 mm; no es la más grande entre sus pares. Su capacidad de carga se acerca a la tonelada, con 958 kilos; esta capacidad va variando según el equipamiento extra, así que las camionetas más austeras pueden llegar a la tonelada. Aunque ojo, esto también culpa de uno de sus principales atributos, la suspensión Multi-link, que le quita un poco de capacidad. El cajón de carga cuenta con un revestimiento similar al que le hemos visto a Derco en sus camionetas chinas y tiene instalado en uno de los costados, un practico toma corrientes de 12v.
Puertas adentro, comenzamos a ver algunas novedades, incluyendo cinturones de tres puntas en todas las plazas, apoyacabezas en las plazas traseras e ISOFIX. La consola, aunque con materiales utilitarios, se combina en esta versión XE con tapiz de felpa, de agradable tacto, en conjunto con los asientos delanteros de diseño "Zero Gravity" que ayudan a atenuar el stress tras horas de conducción. El cuadro de instrumentos es análogo, pero cuenta con una pantalla vertical a color que hace las funciones de computador a bordo. La pantalla que no nos gusta, es la del sistema de audio, de 5" y que nos recuerda a las radios más antiguas de Nissan, en la época que las pantallas a color recién comenzaban a verse. Hoy se demanda como mínimo, conectividad a Smartphones y aún se está al debe en esa materia. Al menos tiene USB y Bluetooth, así como seis parlantes. El climatizador, es solo para las versiones LE, las demás como la nuestra, solo aire acondicionado, pero con ductos para las plazas traseras. En general, el ambiente se percibe más moderno en diseño que en otras camionetas, lo que le hace ganar puntos.
Y ya que hablamos del equipamiento, tenemos que decirlo; aunque la Navara ahora tiene ESP en todas sus versiones, no sabemos porque no tiene más de dos airbags, cuando en la competencia, muchas camionetas lo están incorporando. Esto se suma a otros detalles de equipamiento ya mencionados y que son importantes en una camioneta, no tanto por su vocación más de uso familiar, sino porque ya por el precio que pagamos, esperamos también cierto estándar. De todos modos, lleva cuatro estrellas en Latin NCAP.
Si me preguntan como se maneja o como es convivir al interior de la Navara, la verdad es que es una camioneta muy cómoda, tanto en su postura al volante como en su facilidad de operación; te hace sentir bienvenido inmediatamente. Los asientos de atrás, aunque con buen espacio, tienen un cojín un poco más bajo, lo que hace que la postura sea un tanto extraña. Ojo con el posavasos central, en el suelo, una peculiaridad de esta camioneta, aunque claro, puedes plegarlo o desmontarlo.
Probablemente lo que más me gusta de la Navara es como anda. No tiene ni por lejos el motor más grande del segmento, un propulsor YS23 de 2.3 litros con 158 Hp y 403 Nm de torque, muy ágil y de respuesta plana, asociado a una caja manual de seis velocidades. Pero, aunque la primera patea con fuerza, se puede conducir muy suave, sin tirones o a un rango de revoluciones bajo, como para ser usada tranquilamente en ambientes urbanos. Además, tiene un muy buen consumo de entre 13 a 16,2 km/l, claro que esto es gracias a la caja manual; con la automática se gasta más. A nosotros nos dio un poco menos en ciudad, más cercano a los 11, pero que no es nada despreciable. Pero lo otro, es el trabajo de la suspensión Multi-link, que la hace por lejos, la de mejor confort en ruta, sin excesivos rebotes y con buen aplomo en curvas, aportando seguridad y contención. Incluso, la prueba de rigor, la hicimos haciendo fotos en el pick-up, versus la nueva Ford Ranger. Cuando fuimos arriba de la Ranger, costaba mucho hacer una foto que no quedara movida, no así en la Navara.
Algo sí que no nos gustó y que se hace aparente al haberse subido a otras camionetas, es el ruido del motor. Si bien es un murmullo "armónico" y no tan "tractoril", es fuerte. Lo único que recalca esto, es lo tremendamente bien insonorizada que está la Clase X de Mercedes-Benz; la deben haber sudado los alemanes con los paneles absorbentes.
Por el lado de la tracción, la Navara mantiene su selector electrónico, con una gran perilla. El modo 4H puede activarse en movimiento, no así la 4L. Todos los modelos cuentan con diferencial de bloqueo limitado, aparte de control de descenso.
Lo último, la maniobrabilidad, porque tiene una dirección bastante equilibrada, pero cargada a lo pesado y que podría estar mejor desmultiplicada, pero que se compensa con su largo, lo que permite aun así virar sin problemas en lugares más estrechos.
La Nissan Navara NP300 es una camioneta que gusta por su manejo y sus aptitudes. Lo mejor logrado está en su estructura, su motor y claramente su esquema de suspensión. Además, gracias a que tiene buen despeje y bastante torque, puede enfrentarse a muchos terrenos, sin mayores problemas. Es una camioneta cómoda, fácil de usar y práctica, casi como irse a la segura.
Sin embargo, la competencia se puso ruda este año y los cambios efectuados para el 2020, objetivamente la dejan muy atrás con respecto a sus rivales, sea por tecnología, por seguridad, por diseño y hasta por potencia, con mínimas diferencias de precio en varios de los casos. En ese sentido, si tuviéramos que recomendar una Navara, probablemente seria las más intermedias, como esta. Comparando a la LE con otros modelos, de seguro sale más a cuenta comprarse una camioneta de otro fabricante, como el caso de la Ford Ranger que comentábamos más arriba.
Nissan se nos queda al debe. Tienen un muy buen producto entre manos, que se ha consolidado con el tiempo. Está la plataforma, el motor, el desarrollo, el gran confort de marcha... todo lo esencial. Pero hoy no basta con una excelente base y para llevarle el ritmo a los líderes, hay que ponerse a tono con algo más que un nombre recordable y mejoras que debieron estar presentes desde un principio.