Corría el año 1995 cuando las empresas alemanas Bosch y Daimler-Benz desarrollaron una tecnología que actualmente se considera vital para la seguridad de los vehículos: el control de estabilidad.
El sistema que en inglés se denomina Electronic Estability Program (ESP) es de tal importancia que en Europa ya salvó al menos unas 15.000 vidas, según datos de la propia Bosch, misma firma que señala que es utilizado por el 82% de los autos de todo el mundo.
“El ESP llevó la seguridad a otro nivel”, comentó Harald Kroeger, miembro de la junta directiva de Bosch, marca que “ofrece este sistema en todo tipo de motores, tanto de combustión como eléctricos, así como en cualquier tipo de vehículo, desde los más chicos, hasta los utilitarios ¡e incluso las motos!”.
Gracias al ESP, los autos han logrado tener un performance en control mucho más alto, probando ser uno de los sistemas más determinantes en seguridad dinámica. Este programa hoy es mucho más complejo de lo que nació siendo; de hecho, muchos de los sistemas de tracción, funciones de torque vectoring, programas avanzados de frenado y hasta modalidades de manejo, provienen desde el ESP. Podemos decir que el ESP prácticamente funciona administrando al sistema ABS. Su implementación ha derivado en la famosa "prueba del alce", donde se percibe su funcionamiento, esquivando obstáculos en altas velocidades y evitando volcamientos.
En Chile, el ESP lamentablemente aún no ha permeado en todos los segmentos. Quizás en el segmento premium o en autos desde el segmento C en adelante es prácticamente equipamiento de serie, pero no podemos decir lo mismo de modelos más pequeños. Se ha demorado, pero el 2021 debería comenzar a regir la ley que obliga a que todos los vehículos livianos de pasajeros nuevos, lo equipen. Esto de seguro supondrá un cambio radical en los segmentos más bajos, donde no sabemos si algunos modelos se descontinuarán o podrán actualizarse con este dispositivo.
