El BMW i4 definitivamente no es un auto para cualquiera. Su exclusividad tiene bases en muchos aspectos como su precio, también el hecho de que no cualquiera está dispuesto a los sacrificios que aún se exigen a los propietarios de los autos eléctricos. Por último, aunque igualmente importante, el i4 es un vehículo estéticamente atrevido, tanto que no todos aceptarán mirarlo con gusto en sus cocheras. El que venza estos obstáculos, sin embargo, disfrutará de un auto tan bueno, que tal vez hasta la misma BMW no lo sepa.
Comparado al auto en el que se basa, el Serie 4 Gran Coupé, el i4 tiene el agradable detalle de ser discreto. El coche no quiere gritar a los cuatro vientos que es eléctrico, aunque tampoco esconde su esencia. Siguen las perfectas proporciones de un “coupé de cuatro puertas” -término aún no aceptado por muchos- con un cofre largo, un techo de curvatura pronunciada pero suave y una muy corta tapa de cajuela, que lo definiría como un “dos volúmenes y medio” en el pasado, si de hecho no fuera un liftback, es decir, si esa tapa no se abriera con todo y medallón para hacerlo aún más práctico. Mantiene -para beneplácito de no muchos y por una absoluta victoria de la herencia y de la forma sobre la función- la inmensa parrilla frontal, obviamente cerrada en un auto que no necesita tanto aire como uno de combustión interna. Son los detalles que delatan su alma distinta y estos son los rines más cerrados que lo habitual, los obvios logotipos en la tapa trasera y en la parrilla y al hecho de que el logotipo de BMW exhibe un círculo azul a su alrededor.
Por dentro las plazas traseras tienen al túnel de transmisión, heredado de su hermano de gasolina, lo que roba espacio a los ocupantes. Es un auto para cuatro personas, de preferencia, aunque cinco pueden viajar en él. Su equipaje sí estará cómodamente ajustado gracias al gran portón trasero y a la ausencia de llanta de refacción, como todos los autos de la marca.
Adelante lo que nos roba la atención es obviamente la gran pantalla curva que, de hecho, es un cristal que abriga a una pantalla de 12.3 pulgadas adelante del piloto y otra de 14.3 pulgadas al centro del tablero. Tiene, por supuesto, CarPlay y Android Auto inalámbricos y probablemente más aplicaciones pre-instaladas que la Apple Store y Google Play Store juntas, lo que significa que difícilmente alguien logrará o necesitará usarlas todas. Vamos, la gran mayoría ni siquiera sabrá para qué sirven. Pero se ve bien, moderno, tecnológico. Esa es la intención.
Es innegable que al cambiar los modos de manejo entre Eco Pro, Confort y Sport, las gráficas lucen espectaculares. Pero todo esto son cosas que se pueden ver con una visita a un distribuidor de la marca o a la página de internet de BMW, por lo que mejor hablemos de cómo es vivir con uno, lo que hicimos durante algunos días.
Autonomía, personalidad y diversión
Recibí el auto con 93% de carga en su batería. La computadora marcaba una autonomía de 308 millas, es decir, poco menos de 500 kilómetros, lo que me parecía más que suficiente para mis planes de 5 días en Los Ángeles. Punto para el i4, la ansiedad por quedarse sin batería no existió en ese ni en ningún otro momento del viaje.
Otro punto positivo es que tendría en mis manos un coche divertido, con 340 caballos de fuerza, 317 libras-pie de torque, inmediato en el caso y con tracción trasera. Sí, es cierto, la velocidad máxima limitada a 190 km/h es tímida para un BMW, como también puede verse así el número de 5.7 segundos de 0 a 100 que logra, oficialmente, pero aun así la palabra aburrido pasa lejos de él. Es un coche agradable, rápido y estable, con un aplomo mejorado por el centro de gravedad más bajo debido a las baterías en el piso. En el tránsito urbano lograr una muy buena agilidad, pese a sus dimensiones exteriores generosas con 4.78 metros de largo. La suspensión es cómoda, obviamente sin “lancheos” y la dirección es precisa como ya nos tiene acostumbrados BMW.
En el modo Eco Pro el frenado regenerativo aumenta su intensidad. En el modo Confort la inercia del movimiento se mantiene cuando empezamos a detenernos, como un auto normal y en el Sport la mayor agilidad cobra el precio de menor autonomía.
La carga se logra en 8.5 horas con el iWallbox de la marca alemana, algo recomendable si lo piensas comprar. Por su autonomía, puedes usarlo en ciudad por varios días sin necesidad de cargar. La carretera tampoco es territorio prohibido, pero en este caso es mejor tener la certeza de contar con un cargador en el destino o salir a un lugar a menos de 150 kilómetros de distancia para que ida y vuelta sean tranquilas.
El hecho es que para la gran mayoría, el i4 puede ser un gran coche de diario, incluso el primer eléctrico de muchos. Claro que el que quiera más poder debe ir por el M50, que BMW promociona com más entusiasmo, pero siento que la expectativa de un desempeño similar al de un M4 puede ser frustrada por un peso que no permite un manejo parecido al magnífico deportivo de gasolina, por esto el eDrive 40 me parece la opción no solo más sensata por menor precio y mayor autonomía, también por cumplir con lo que uno espera de él: es decir, un estupendo coche, más refinado que uno de gasolina, con mayor autonomía que éste y que dejará contentos al piloto y a tres ocupantes más, sin que se espere más de lo que da. Esto, tal vez ni siquiera BMW lo sepa.