El BMW M2 es uno de los vehículos más esperados y anticipados por parte de la firma alemana en los últimos tiempos. Y es que su predecesor, el 1M Coupé tomó por sorpresa a propios y extraños en el 2011, convirtiéndose de inmediato en uno de esos productos motivo de culto por parte de los entusiastas, ya que además de atractivo y poderoso, la producción fue muy limitada.
El 1M Coupé tomó prestados algunos componentes mecánicos de su hermano mayor, el M3 de aquel momento, y estaba planeado para una producción de apenas 2.700 unidades, pero debido a la increíble aceptación que tuvo, la firma bávara la incrementó hasta las 6.309 unidades, dejando aun así una gran cantidad de compradores insatisfechos.
El M2 recurre a esa misma fórmula. Toma algunos elementos de los M3/M4 actuales, sin embargo, es un vehículo más simple, más mecánico y menos pretencioso. En palabras sencillas, un deportivo más puro.
Características técnicas y mecánicas
Ya mencionaba anteriormente que el M2 toma varios componentes de los M3/M4, como algunos elementos de la suspensión, el diferencial, los frenos y las llantas de 19”, que como evidentemente no caben en un Serie 2 común, el resultado es un vehículo 53 mm más ancho en la vía delantera y 78 mm mayor en la trasera.
El motor seis en línea turbo no es en realidad un motor concebido por BMW M Motorsport, con la salvedad de que hereda pistones y cojinetes del bloque empleado en el M4. La potencia se ubica en los 370 caballos de fuerza y 465 Nm de torque (500 Nm con overboost). La fuerza es enviada al eje trasero a través de una caja M DCT de siete velocidades. Un aspecto a destacar es que la curva de torque es completamente plana desde las 1.400 y hasta las 5.560 vueltas.
Es menester resaltar que pese a ser 210 mm más corto y 15 mm más angosto que el M4, el BMW M2 es apenas 45 kilos más ligero. Con una masa de 1.587 kilos, el M2 no es precisamente liviano, pese a que su diseño lo hace ver atlético, imponente y poderoso.
Adicionalmente, BMW dotó a nuestro M2 de prueba con una serie de accesorios que mejoran su ya de por sí temible apariencia. Destacan la parrilla negra, difusor posterior, carcasas de espejos, alerón y estribos, todos de fibra de carbono. Por último y a manera de plato principal, un sistema de escape de titano con puntas también de fibra de carbono, que se ve increíble.
Confort
La realidad es que el interior del BMW M2 decepciona un poco, y es que a diferencia de su hermano mayor, el M3/M4, los insertos no son de fibra de carbono genuina. En su lugar tenemos una aplicación plástica que pretende emular dicho material y que francamente no lo logra.
En términos de equipamiento ofrece lo necesario si consideramos su precio. Tenemos climatizador automático bizona, navegador, interfaz bluetooth para teléfonos móviles y sistema i-Drive con reconocimiento de escritura. Por su parte, los asientos forrados en cuero negro (único color disponible) y que cuentan con pespuntes en color azul ofrecen buena sujeción, pero se encuentran a años luz en cuanto a calidad percibida si los comparamos con los del M3.
Manejo
Había mencionado anteriormente que el M2 es un vehículo menos pretencioso y puro. La razón es porque, básicamente, es mucho más analógico y con menos electrónica que el resto de la familia M actual.
Lo anterior, de alguna manera, podría percibirse como algo negativo, pero no lo es. De hecho, es completamente al contrario, y es lo que lo define como el mejor BMW del mercado. De alguna manera esto hace que el M2 nos remita al manejo de los M3 de antaño (por lo menos al M3 E46, que fue el primero que pude manejar), ya que es divertidísimo, ágil y transmite de manera intensa todo lo que sucede, ya sea entre el piso y las llantas, el trabajo de los componentes mecánicos, o bien la comunicación entre conductor y auto.
La transmisión M DCT de doble embrague y siete velocidades es excepcional, aunque también está disponible una caja manual que, de hecho, es la opción por defecto. Y aunque es verdad que muchos puristas preferirán la opción de tres pedales, la comodidad que ofrece la variante automática en condiciones de tránsito intenso, el hecho de que es más rápida para efectuar los cambios que cualquier ser humano y entrega mejor eficiencia de combustible, son argumentos difíciles de rebatir.
Por su parte, el ajuste de suspensión es duro y a diferencia de otros M no es posible modificarla electrónicamente. Es decir, aquí los resortes y amortiguadores son especiales para el M2 y tienen una puesta a punto muy firme. Asimismo, el motor es el N55 que encontramos en el M235, pero con 39 caballos y 64 Nm adicionales.
El resultado es espectacular, las cifras son las mismas que en el M4, lo que se traduce en un 0-100 km/h en 4,5 segundos. Es en verdad rápido, y al mismo tiempo, dramáticamente divertido.
El M2 no cuenta con los botones en el volante M1 y M2 como otros vehículos M, tampoco tenemos los controles para modificar por separado y a placer el comportamiento de la dirección, suspensión, transmisión y respuesta del motor. Y ninguno de estos elementos resultan indispensables, puesto que tenemos un motor rabioso, un chasis perfectamente bien calibrado y unos inmensos e incansables frenos.
Si hay algo que podemos criticarle mucho, es que no cuenta con medidor de temperatura del motor, algo imperdonable en un vehículo que, de seguro, sufrirá un trato nada piadoso en las pistas.
Conclusión
Es cierto que el motor del M2 no fue desarrollado por BMW Motorsport y que prácticamente todos los componentes que lo convierten en el genial deportivo que es son heredados del M4. También lo es que no cuenta con todos esos ajustes electrónicos que sus hermanos mayores y, por si fuera poco, que los interiores quedan a deber. Sin embargo, no me queda la menor duda que es el BMW más atractivo del momento, y a ojos cerrados, este sería el ejemplar bávaro que compraría.
Y la razón es que todos esos artilugios tecnológicos que no incorpora debido a la necesidad de no incrementar demasiado los costos, le confieren un carácter único y muy puro.
En su afán de mantener las distancias entre M2 con el M4, BMW concibió un vehículo excepcional, uno que dudábamos que fuera capaz de fabricar en esta época, en que sus mejores vehículos se han llenado de electrónica.
BMW M2 2016 a prueba