Antes de que Donald Trump tomara juramento como el 45° presidente de Estados Unidos, ya había dejado en claro sus intenciones de que las firmas automotrices invirtieran en su país para crear más empleos.
Sólo basta recordar todos los tuits para las americanas Ford, General Motors y FCA, y otras marcas como Toyota y BMW, que cuentan con planes de inversión en México, con amenaza de imponer un arancel de 35%a las exportaciones automotrices.
Si bien, la aplicación de este impuesto implicaría una violación a los compromisos internacionales, ya que en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte -TLCAN-, los aranceles máximos son tasa cero, mientras que en el de la Organización Mundial de Comercio -OMC- el límite es de 2% para los autos y de 25% para las camionetas, el Presidente de Estados Unidos afirmó la salida del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica -TPP- e inició las renegociaciones del TLCAN.
Aunado a esta incertidumbre, Trump convocó a una reunión con los principales directivos del sector automotriz; Mary Barra, CEO de General Motors; Mark Fields, CEO de Ford y Sergio Marchione, CEO de FCA, y compartió en su cuenta de Twitter que quiere nuevas plantas que produzcan los vehículos para consumo interno.
Great meeting with automobile industry leaders at the @WhiteHouse this morning. Together, we will #MAGA! pic.twitter.com/OXdiLOkGsZ
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) 24 de enero de 2017
Durante esta reunión celebrada en la Casa Blanca, Trump les prometió disminuir los impuestos y regulaciones para incentivar las inversiones dentro del territorio estadounidense.
Asimismo, prometió simplificar los estándares de emisiones contaminantes de la Agencia de Protección del Medio Ambiente -EPA-. Este organismo fue el que descubrió el software de los modelos diésel de Volkswagen que originó el Dieselgate ,y está investigando a FCA por no cumplir con las emisiones de sus motorizaciones diésel.
Dichas modificaciones a los estándares de emisiones implicarían la necesidad de menor inversión por parte de las marcas para desarrollar tecnologías amigables con el ambiente, y como Trump siempre se ha manifestado como abiertamente como un escéptico ante el calentamiento global, sus políticas al aprecer irán muy alineadas con sus creencias.