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Probando el Kia Stinger 2019

El deportivo coreano intenta competir con las marca premium ofreciendo un producto redondo en (casi) todos sus aspectos.

Probando el Kia Stinger 2019

A lo largo del tiempo hemos visto no pocos autos de gran calidad y enfoques específicos lanzados por marcas generalistas con aspiraciones de grandeza, que han tenido pocos o nulos resultados comerciales. Productos que justifican su alto precio con un alto refinamiento, gran deportividad o altísima tecnología, a los que el posicionamiento histórico de la marca termina lastrándolos hacia el anonimato en buena parte del mundo.

Y es que digamos las cosas como son: marcas premium hay pocas, y aquellas que son exitosas son menos aún. Los clientes de todas partes del mundo, cuando quieren (y pueden) tener un auto de una de estas marcas premium, estarán dispuestos a comprar cualquier cosa en lugar de experimentar con un producto que incluso puede ser mejor, pero que “peca” de provenir de una marca menos llamativa.

Y es así como tenemos grandes fracasos comerciales por un lado, y marcas premium emergentes que siguen sangrando mes a mes por el otro, pese a ofrecer algunos modelos que deberían estar en el top 3 en cualquier ranking armado con algo de racionalidad.

¿Y a qué vamos con todo esto? A que Kia se acaba de sumar a este grupo con el lanzamiento del Stinger, un decidido y complicado intento por competir en un mundo totalmente ajeno para la marca coreana, pero intento honesto y bien ejecutado al fin.

El Kia Stinger es un sedán deportivo hecho y derecho. Se ofrece con un poderoso motor V6, con tracción trasera (aunque a Chile llega sólo AWD), elementos mecánicos de prestigio y un nivel de acabados y equipamiento superlativo. Así también es el precio: $33.990.000, bastante insólito para un Kia, y quizás éste será su problema.

El diseño de un deportivo premium

Un buen deportivo premium tiene que tener características únicas, como el diseño, su mecánica y una performance que convenza. Vamos uno a uno para ver si el Stinger encaja en este segmento.

Cuando Kia inició el desarrollo del Stinger, lo hizo sobre un papel en blanco y con Peter Schreyer a cargo de los lápices. Y eso ya es bueno.

El alemán se la jugó por crear un fastback, o si prefiere, una berlina tipo coupé, con un capó largo, un cuerpo movido hacia atrás y una suave caída del techo hasta terminar en un maletero corto y elevado a la fuerza a través de un pequeño spoiler. De frente se aprecia un auto sumamente ancho y muy robusto, con musculosos pasos de rueda y una cintura muy elevada. Nada que decir de su silueta hermosa y proporcionada.

Más allá de la parrilla Nariz de Tigre propia de Kia, que en este caso se presenta más ancha y delgada, hay elementos de diseño bien propios de los deportivos de estirpe: los focos tridimensionales, el capó muy musculoso y con tomas de aire superiores, aireadores tras las ruedas delanteras, embellecedores cromados (incluyendo los espejos), salidas de escape cuádruples, cálipers de frenos rojos y llantas grandes (19”) bicolor. Los elementos aerodinámicos también están presentes a través del difusor negro, el spoiler y un splitter frontal.

El Stinger es grande en tamaño: mide 4,83 metros de largo, 1,87 metros de ancho y 1,40 metros de alto, con 2,90 metros entre los ejes, medidas que lo ponen en competencia con modelos como los Audi A4 y A5 Sportback, los BMW Series 3 y 4 GC, e incluso el Mercedes-Benz Clase C.

La mecánica de un deportivo premium

Kia no se fue con pequeñeces y trajó a Chile la versión GT, la tope de gama que se vende a nivel mundial. Esta incluye bajo el capó el mismo motor del Sorento, el Lambda V6 GDi de 3.3 litros biturbo, que modificado en varios componentes eroga 365 caballos de fuerza y 510 Nm de par.

Asociado a una transmisión automática de ocho velocidades y a un sistema de tracción AWD con diferencial activo multidisco, puede acelerar de 0 a 100 km/h en 4,9 segundos y alcanzar una velocidad máxima de 270 km/h.

Si lo ponemos en una tabla comparativa, un Audi S5 Sportback eroga 354 Hp, va de 0 a 100 km/h en 4,7 segundos y está limitado a 250 km/h, mientras que un BMW 440i xDrive Gran Coupé tiene 326 Hp, acelera en 5 segundos y también frena en 250 km/h. Obviamente que estos últimos son muchísimos más caros que el Kia.

Pero un deportivo no se hace sólo con el motor, y es por esto que el Stinger cuenta con suspensión McPherson adelante y Multilink de 5 brazos atrás, con amortiguadores de dureza variable y ajuste eléctrico. Los frenos, en tanto, están firmados por Brembo, y cuenta con discos ventilados y cálipers de cuatro y dos pistones.

El sistema de tracción se gestiona desde un diferencial activo multidisco, que no sólo es capaz de mantener todo el par en el eje posterior o enviar hasta un 40% al delantero, sino que también permite ejecutar las funciones del Torque Vectoring enviando más par a las diferentes ruedas sin aplicar los frenos. Así se gana dinamismo sin sacrificar velocidad.

Todos estos sistemas (aceleración, transmisión, suspensión, dirección y tracción) se regulan a través de cinco configuraciones predeterminadas, donde se incluye un modo Sport bastante agresivo.

El interior de un deportivo premium

Lo primero que llama la atención la cabina del Stinger es el gran refinamiento conseguido, muy lejos de lo que solemos ver en modelos de masa como el Rio o el Sportage.

Elegante en la presentación, construido con muy bueno materiales blandos al tacto, y utilizando muchos elementos cromados y de fibra de carbono, Kia logra dar vida al habitáculo de un sedán de alta gama.

Nuestra unidad de prueba traía un hermosísimo tapiz de cuero burdeo, pero lamentablemente no se vende en Chile ya que acá sólo llegarán interiores negros.

El diseño del tablero es horizontal, y destacan tres salidas de aire circulares parecidas a las de Mercedes-Benz, y sobre ellas descansa una pantalla en voladizo. El resto de los mandos están por debajo. En general es elegante y funcional.

La posición manejo es notable, muy fácil de encontrar y casi imposible de sentirse a disgusto ahí. La butaca tiene mucho ajuste para las piernas y la espalda, y queda instalada frente a un volante de gran tacto.

Frente a los ojos descansa un display digital grande con dos marcadores análogos por los costados. En general hay mucha visibilidad hacia delante, aunque para atrás no es tan buena considerando el tamaño de la luneta, que impide ver con claridad donde termina el auto hacia atrás.

Algunos detalles adicionales: la palanca de cambios tiene una forma aerodinámica como si fuera de un avión. Ofrece head-up display, cámara perimetral y de visión trasera, freno de mano eléctrico, asientos calefaccionados, ventilados y con memoria, techo panorámico, siete airbags y sensores de punto ciego.

Tiene detalles interesantes como el sistema de sonido Harman Kardon con 15 parlantes, el display TFT de 7” y la pantalla táctil de 8” con conectividad a Apple CarPlay y Android Auto. Pero no tiene GPS, lo que si bien no es tan grave porque se pueden usar los mapas del teléfono, nos parece impresentable para el precio. Ahora, las marcas premium tampoco lo ponen en todos sus autos.

La habitabilidad está justa para un auto de este tamaño. Las plazas traseras son cómodas, pero hay que tener cuidado al subir ya que los cabezazos están a la vuelta de la esquina. El respaldo está bien reclinado y hay lugar para las rodillas, pero un adulto alto topará. Y olvídense de llevar un quinto invitado.

Y otro detalle interesante es que el portalón trasero es tipo liftback, por lo que el maletero de 406 litros queda conectado al interior del auto.

El dinamismo de un deportivo premium

Con sus 365 caballos de fuerza, el Kia Stinger es un auto excepcionalmente potente, de eso no cabe duda. Entrega mucha sensación de aceleración lineal y una conducción muy estimulante, cumpliendo con la meta inicial de encantar al usuario.

Es algo nervioso de manejo, lo que es muy agradable. Tiene tracción integral, pero por momento se siente como fuera un tracción trasera porque empuja decididamente desde atrás. Y claro, el sistema de tracción actúa de esa manera, enviando par hacia delante sólo cuando se requiere.

En general, la sensación de manejo es muy deportiva. El tacto de la dirección es notable, quizás lo mejor del paquete. Es muy directa y muy rápida de reacción, especialmente cuando se está en modo sport, transmitiendo con fuerza lo que ocurre bajo las ruedas. En modo confort tiene más más asistencia y se nota, aunque sigue siendo agradable de usar.

No es un auto duro, pero sí bastante rígido de suspensión. Copia muy bien lo pasa bajo las ruedas, se siente muy aplomado, especialmente en línea recta, y en curvas es posible llevarlo rápido y con seguridad. Es seguro, de eso no hay duda, puede ser manejado por cualquiera, y transmite mucha emoción.

La verdad es que pese a su tamaño y peso (1.910 kilos), se siente ágil y ligero. Invita a acelerarlo, genera confianza y, cuando se necesita del freno, actúa con mucha efectividad.

Dato aparte para el exquisito sonido del motor cuando se acelera, la respuesta instantánea al toque el acelerador, la capacidad de aceleración hasta sobre las 5.500 vueltas y el consumo en torno a los 6 kilómetros por litro, aunque, a quién le importa con este auto.

Conclusiones

El Kia Stinger es un tremendo auto. TRE-MEN-DO. Salvo por detalles muy menores (el volante del Optima, por ejemplo), no parece un deportivo de marca generalista por ninguna parte. Parece premium, y esa es parte de la apuesta cumplida.

Tiene un diseño rompedor que, personalmente, me encanta; un interior que nos hace pensar en cómo se vendería un Morning así de arriesgado; una mecánica suficientemente poderosa para acallar bocas y, lo más importante, una performance acorde con su propuesta.

¿Me lo compraría? Sin lugar a dudas. Un deportivo de estas características por 34 millones de pesos es una ganga. ¿Importa la marca? Kia no es Audi, no es BMW, no ni experiencia ni tradición haciendo estos autos. Habría que pensarlo un poco. Y es claro: se trata de un auto para gente racional, no emocional, y menos para los que compran marca en lugar de productos.

 

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