Después de abandonar la Fórmula Uno a fines de 2018, donde las malas decisiones y los timming incorrectos hicieron que ganara mucho menos de lo que su talento merecía, Fernando Alonso está decidido a adornar su historia con los hitos más significativos para un piloto de carreras. Y eso es triunfar en las carreras más emblemáticas del mundo.
El dos veces campeón del mundo de F-1 ganó las 24 Horas de Le Mans en un Toyota en la carrera de 2018, sumando la mítica prueba de resistencia francesa a sus victorias en todas las pistas de la F-1, incluyendo el icónico GP de Mónaco.
Y a la espera de atacar por segunda vez el óvalo de Indianápolis para las 500 Millas, el español asomó su cara en las 24 Horas de Daytona, la máxima cita de resistencia en Estados Unidos. Y fue figura en un evento muy interrumpido a causa de la lluvia, que obligó incluso a detener la carrera cuando amanecía.
La victoria final quedó para el cuarteto formado por Alonso, el estadounidense Jordan Taylor, el holandés Renger Van der Zande y el japonés Kamui Kobayashi, quienes corrieron con un Cadillac DPi VR del Wayne Taylor Racing.
De esta manera, Alonso se convirtió en el primer campeón de Fórmula 1 en ganar esta tradicional cita del automovilismo local.
Alonso realizó tres relevos de antología, tomando el auto siempre en puestos secundarios y entregando la posta como líder de la carrera. Incluso, durante la noche y cuando la lluvia arreciaba, le sacaba hasta 5 segundos por vuelta a sus perseguidores, lo que habla de su inmenso talento.
Vale decir que sólo un piloto, el británico Graham Hill, ha conseguido ganar la Triple Corona, nombre que se le da a quien triunfe en el Gran Premio de Mónaco de Fórmula 1, en las 24 Horas de Le Mans, y en las 500 Millas de Indianápolis. En mayo y a bordo de un McLaren, Fernando Alonso intentará poner su nombre ahí.
