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Probando la Ford Ranger 3.2 XLT 2020

Una bellísima ruta por los alrededores de Corralco, Galletué, laguna Icalma y el centro de montaña Arenales en Lonquimay, nos sirvió para conocer en primera persona, los cambios que recibe este facelift.

Probando la Ford Ranger 3.2 XLT 2020

Aunque no lo parece, esta es la nueva Ranger 2020 de Ford. Mucho se ha dicho en redes sociales, que la camioneta no ha cambiado nada con respecto a su fase anterior, pero la verdad es que las mejoras van por dentro. En Ford fueron bastante racionales a la hora de enfrentar esta actualización, puesto que la T6 ya tiene sus años y por lo mismo, modificaciones más radicales de seguro quedarán para una próxima generación, la que como sabemos, podría ser fabricada en conjunto con Volkswagen.

La ruta escogida por Ford para probar la Ranger, si bien no fue la más técnica (como la que probamos en Argentina) fue un muy buen mix que sirvió para poner en perspectiva su comportamiento, considerando cuál será su uso y sus mayores situaciones de tránsito. Tierra, barro seco, gravilla, carretera y una cuota de nieve, con zonas de curva, puentes estrechos, pendientes y hermosos paisajes, fueron algunos de los terrenos que tuvimos que enfrentar camino al centro de montaña Arenales. Salimos desde Corralco, tomando el túnel Las Raíces y enfilando por el desvío de La Fusta, bordeando lago Galletué y laguna Icalma, antes de llegar a Lonquimay, donde se encontraba nuestro destino final. El regreso lo hicimos por el tramo restante de la Ruta 181, retornando a Corralco por el mismo túnel Las Raíces y así cerrando este circuito.

Tren delantero, lo principal

El cambio más grande que tiene Ranger 2020 con respecto a su fase anterior, es el trabajo que se ha hecho en la suspensión delantera. Hay mejoras en la barra estabilizadora, el conjunto completo de amortiguación y resorte, componentes axiales y nuevos topes en la parte superior. Esto se traduce en un manejo mucho más refinado y compuesto, el cual afecta favorablemente al comportamiento general de la camioneta. Guardando las proporciones, claramente, se acerca mucho al feeling de un SUV, sin ser muy blanda ni muy firme, pero conteniendo los rebotes, copiando bien la superficie del camino y aislando asperezas innecesarias, como las que nos encontramos en la ruta. En carretera, el confort de marcha es total y aunque con el cajón descargado aun sentimos algo liviano el tren trasero, el comportamiento neutral y contenido se mantiene, entregándonos seguridad.

Aparte, ahora en todas las versiones se equipa dirección asistida eléctricamente. Los más puristas del off-road echarán de menos la comunicación directa que entrega una asistencia hidráulica, sin embargo, para el uso que la gran mayoría hará de esta nueva Ranger, el sacrificio en perder algo de tacto, se gana en maniobrabilidad, porque es una camioneta más liviana de llevar, que agota menos de curva a curva y que también aporta positivamente en la aislación.

Interior democrático

Ranger ya no discrimina a las versiones XL y XLS. Ahora todas van con la consola de las versiones más equipadas, incluyendo el volante multifunción. Por la disposición de los aireadores y comandos, hay un "cierto aire" (de nuevo, guardando las proporciones) a su hermana mayor, la F150. Lo que no nos gustó, a pesar del buen armado, es la calidad de los plásticos. Por último, alguna superficie más suave al tacto, pero todo era muy rígido. Es muy perdonable en los modelos de acceso, los cuales también pierden los decorados color aluminio, pero en las versiones más equipadas, se echaba de menos algo más refinado. 

Un punto muy alto de Ranger, que no es nuevo, pero sigue siendo relevante, es el confort de las plazas traseras, con asientos ligeramente reclinados, un túnel central no tan intrusivo y un cojín suave para quien le toque ir en el medio. Podrán viajar cinco sin problemas.

Lo último, buena insonorización, tanto de rodaje como de motor.

Motores 

Ford dice que modificó más de 600 partes en sus propulsores Puma (los Diesel). Nuestra prueba se concentró en un motor 3.2 con caja automática de seis velocidades (el de 200 Hp y 470 Nm de par). La respuesta de este motor es contundente pero jamás violenta y aunque la caja de cambios no es muy rápida, reacciona de manera inteligente. Aunque lo más notable, es la suavidad con la que se puede manejar. Las camionetas, siempre tienden a ser algo brutas, por su construcción, por la cantidad de torque y porque no siempre las transmisiones gestionan tan bien la potencia. Aquí podíamos suave como para que los camarógrafos pudieran ir haciendo su trabajo y con esa misma suavidad, subir cuestas sin colgarse en potencia.

Tecnología

Si bien directamente no la probamos, algunos de nuestros colegas dieron muy buenas opiniones del sistema de control crucero adaptativo, algo que es llamativo de ver en una camioneta. Lo mismo del sistema de detección de peatones con frenado automático, equipamiento exclusivo para la versión Limited. En la XLT hay selectores electrónicos para todo, como la perilla de la tracción, la cual conecta la transfer de manera silenciosa, el bloqueo trasero de diferencial y el control de descenso. 

Sensación final

Hay quienes creen que un cambio en la suspensión puede ser poca cosa. Lo mismo que la dirección. Sin embargo, un solo cambio en el chasis, para cualquier tipo de auto, altera marcadamente (para bien o para mal) su comportamiento en ruta y su carácter. Quizás el lavado de cara no lo demuestra, pero las modificaciones en la suspensión y en la dirección, hacen de Ranger un modelo mucho más amable y refinado. La dosis extra de tecnología y conectividad, los agregados en seguridad y confort, más los buenos atributos en habitabilidad y capacidad off-road que ya tenía, la ponen como una relevante alternativa en el segmento, en especial para quienes anden buscando una camioneta cómoda, robusta y completa.

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