Antes de decidirse por una pick-up como la RAM 1500, se deben considerar ciertos asuntos como, por ejemplo, disponer de un gran estacionamiento en casa, aceptar el hecho de que en las calles todo se tornará más complicado, por lo que será necesario extremar las precauciones y, por supuesto, olvidarse de estacionar en esos estrechos casilleros que está repartidos por la ciudad. Es lo mismo que tener un Gran Danés… todo hay pensarlo en grande.
Es verdad, esas camionetas no fueron creadas para países como el nuestro, pero tomando en cuenta que casi 20 mil de ellas se han vendido en cinco años, no me parece que exista algún grado de desprecio hacia ese colosal formato.
La camioneta que analizaré en esta prueba pertenece a la nueva generación de la RAM 1500, que debutó el año pasado en Chile cargada de novedades, como su construcción utilizando aluminio y aceros de ultra alta resistencia, una extensión de la cabina de 10 centímetros y, quizás lo más importante, su Top Safety Pick+ en las pruebas de choque en EE.UU., la mejor evaluación histórica para cualquier camioneta en dicho país.
En este caso se trata de una debutante versión de entrada llamada Big Horn, que destaca por un paquete estético Night Edition y un motor V6. Todo nuevo para la gama, que ahora abre de $26.990.000 más IVA, bonificaciones incluidas.
Elegancia nocturna
La RAM 1500 Big Horn se presenta en versión de carrocería Crew Cab y dimensiones colosales: 5.916 mm de largo, 2.085 mm de ancho, 1.971 mm de alto y 3.673 mm de distancia entre ejes. Con el despeje suficiente podríamos estacionar sin problema un Kia Morning entre ambos ejes, y sería una forma bastante original de sacarle provecho al espacio disponible en la cochera.
El tamaño de esta camioneta es impresionante, su reflejo en el retrovisor intimida, aunque son sus soluciones estéticas las que infunden mayor admiración. Como ya lo comenté, cuenta con ese brillante color negro que abarca la parrilla frontal, ciertos componentes de la zona baja, y que de paso hace desaparecer el nombre de la marca en medio de la mascarilla. Las llantas de 20” también fueron ennegrecidas, lo mismo que los logos y nombres, y el fondo de las luces, que lamentablemente no son LED. Todo este paquete estético refuerza su imponente apariencia.
Por razones obvias, el sector de carga no exhibe detalles tan sofisticados. No hay lienzo disponible para realizar una obra de arte, pero la caja es capaz de recibir 825 kilos y eso es suficiente para ganarse mi respeto. Una cosa buena por otra mala, ya que el piso está al desnudo, con el metal expuesto, lo que no me parece justo para alguien que está desembolsando tal cantidad de dinero; ahorrar en ese sencillo aditamento le hace un flaco favor a este ejemplar.
Una sala de estar
Me resulta imposible no realizar comparaciones, odiosas si se quiere, pero parte de efectuar una prueba tiene ese propósito… cotejar al modelo analizado con sus rivales. En asuntos de materialidad, la RAM 1500 Big Horn está por sobre sus antagonistas, algo que noté desde el primer contacto y en lo que concordaron los otros miembros de este equipo cuando les consulté.
La cabina de la RAM se ve y se siente agradable, tiene todo lo necesario para hacernos experimentar seguridad y comodidad, y por supuesto que tomando en cuenta mi estatura inferior a 1,70 metros, me alegró mucho disponer de regulaciones en el asiento, la columna de dirección e incluso en la pedalera; solo el volante ofrece adaptación manual, lo demás es eléctrico.
No soy especialmente fanático de la tapicería de “cuero ecológico”, así que tengo la mejor opinión acerca de la tela que cubre los asientos, un material fresco, resistente y de buen look, así que por lo que a mí respecta, la ausencia de símil cuero no menoscaba ni la calidad ni la elegancia de este habitáculo.
Aunque suene exagerado, se podría vivir en esta camioneta porque ofrece una volumetría que va más allá de lo generoso, sobre todo en la banca trasera. En ese sector, el piso es absolutamente plano, y para mejorar la oferta, los cojines de la banca pueden elevarse para generar un espacio libre en el que podríamos acomodar una litera… una buena noticia para los amantes de las excursiones.
También quedé impresionado con la oferta de portaobjetos, o más bien dicho, con ese extenso catálogo de vanos, cajas y recovecos. Hay doble guantera, portavasos por doquier, bolsillos y una enorme caja central con tapa deslizante, en la que caben carteras, zapatos de recambio e incluso un laptop de 15 pulgadas, para lo cual se incluyen unos ganchos que permiten sujetarlo. En total, hay 151,1 litros de almacenamiento, más que en ninguna otra pick-up del mercado.
En el puesto de manejo, el usuario no se sentirá apabullado con una excesiva presencia de mandos y pulsadores. Es un cockpit bastante tecnológico pero fácil de entender y asimilar, ya que se ofrecen grandes perillas cuya función está más que clara, una pantalla táctil de 8,4”, compatible con las plataformas Apple CarPlay y Android Auto, y muy amigable en su navegación. A ello se suma un cuadro de instrumentos que combina el formato digital con el analógico; el volante incluye algunos botones y teclas pero ellos no entorpecen su operación.
Un motor eficiente
Además de su aspecto, uno de los puntos fuertes de esta camioneta, en la RAM 1500 Big Horn están contenidas otras cualidades, a mi entender mucho más valiosas que su imponente carrocería. Está equipada con un motor gasolinero V6 de 3.6 litros que produce 305 Hp y 364 Nm de torque, bloque de la familia Pentastar eTorque que está unido a una transmisión automática de ocho velocidades, la cual se opera mediante un mando giratorio.
¿Qué pasó con el V8? La verdad es que ese bloque es exclusivo de otras variantes, como Limited, Rebel o Laramie, aunque con la información recopilada durante esta prueba puedo decirles con total seguridad que el motor V6 presente en la unidad Big Horn está más que capacitado para enfrentar los desafíos que le esperan a una pick-up de esta envergadura.
He reservado este párrafo solo para detallarles uno de los mayores aportes técnicos presentes en esta RAM, el sistema Mild Hybrid eTorque. El descrito impulsor V6 cuenta con una batería de 48 voltios unida al generador, apoyo que le permite ejecutar funciones de arranque, obtener una dosis extra de torque (122 Nm) y recuperar energía al momento de frenar, junto con mejorar la eficiencia de combustible en un 15% en la ciudad. El fabricante declara 7,4 km/l en ciclo urbano y 10,2 km/l en carretera, y a nosotros no nos dio mucho menos.
A este motor no le falta brío, ya que acelera de manera consistente desde el primer momento aunque sin brusquedades. La transmisión modula bastante bien, y gracias a sus ocho peldaños nunca sentiremos tensión mecánica o falta de reposo cuando nos desplacemos a velocidad de crucero… con un escalonado tan variado es casi imposible incomodar al motor.
Este V6 anda bien en la ciudad y también en la carretera, por lo que me atrevo a decir que el V8 casi sale sobrando, tomando en cuenta que con él se obtienen 90 caballos extras, lo cual no me parece un erogue determinante al momento de decidir.
La reducción de peso se nota (100 kilos), también la utilización de acero de alta calidad, punto en el que destaca la rigidez mostrada por la estructura al rodar por senderos poco amigables. La suspensión trasera es el diferencial de la RAM 1500: reemplaza las tradicionales ballestas por espirales con anclajes Multilink, lo que sumado a la amortiguación de respuesta en frecuencia (FRD), son la guinda de esta gran torta, porque sus aportes en los ámbitos del confort y la suavidad de marcha son muy valiosos.
Eegún mi opinión, lo mejor de todo es que estos componentes anulan casi por completo los rebotes al viajar sin carga y los movimientos laterales de la zaga. Esta prueba la realicé de ese modo, ante la imposibilidad de conseguirme una pareja de osos Grizzly cuyo peso combinado se acercara a la tara máxima de esta camioneta.
La tracción integral se opera con unos botones y, por supuesto, que incluye modo de fuerza 4Low. Pese a su tamaño la RAM se muestra ágil en la ruta agreste, escenario en el que destaca el bloqueo electrónico que nos garantiza salir airosos de situaciones complejas.
Enumerar las ayudas electrónicas resultaría demasiado largo porque la lista es interminable y, la verdad, es que no esperaba menos considerando la casta de este producto. No cuenta con un dispositivo mágico que le permita encogerse al estacionar, pero sí con decenas de sensores externos y con una cámara de alta definición que reduce casi a cero la posibilidad de dañar la carrocería al intentar estacionarla. Como destacado está el sensor de retroceso con freno automático, único en el segmento.
Conclusiones
El motor es más que suficiente, el V8 me parece excesivo aunque siempre habrá puristas que aman su capacidad de aceleración y el ronco sonido de los 8 cilindros. La suspensión es suave como la seda y en los caminos revirados se deja conducir con mucha facilidad. Es lo mejor del paquete. El habitáculo, además de bien terminado y casi lujoso, es espacioso y cuenta con un equipamiento de nivel premium. La verdad es que no se me ocurre que otro aditamento podría ofrecer, porque lo tiene todo.
Rueda con elegancia, es veloz e infunde seguridad en la frenada y en terrenos complejos. Puede remolcar 2.850 kilos y para ejecutar dicha tarea dispone de asistencia electrónica Towl/Haul. Y además cuenta con el paquete oscurecido que es todo un acierto en el segmento.
Partiendo de la base que se aceptan sus peculiaridades, dadas por su tamaño principalmente, la RAM 1500 Big Horn me parece un ejemplar muy bien provisto de tecnología, eficiente dentro de sus márgenes, y que me causó una excelente impresión y no solo por su envergadura, sino que también por el hecho de incluir ese valioso recurso técnico denominado Mild Hybrid eTorque.
RAM 1500 Big Horn, gigante de buen corazón