Tras completar 2.000 viajes, Rolls-Royce lleva a cabo un servicio de 100 mil metros al SRH de la unidad pediátrica del Hospital St. Richard.
Este auto eléctrico es conducido por los niños a través de los pasillos de la unidad, los cuales están decorados con señales de tránsito hasta llegar al quirófano donde serán operados, para que así pierdan el miedo y vayan más tranquilos a sus intervenciones médicas. Inevitablemente, sus singulares condiciones de trabajo han provocado desperfectos en la carrocería y pintura, por lo que especialistas del Equipo Bespoke y otros departamentos -técnicos y artesanales-, han sido los encargados de restaurarlo a su estado original.
Recordemos que la carrocería a medida es de fibra de vidrio reforzada con fibra de carbono, completa con la icónica parrilla frontal Panteón de la marca. Las tiras del capó eran "reales" cortadas a medida y el acabado de dos tonos se aplicó exactamente como se haría en un Rolls Royce de tamaño completo.
Al interior, el asiento fue hecho a mano de madera, con acolchado tapizado en vinilo de grado médico, soldado en caliente para eliminar las costuras que podrían atrapar la suciedad. El equipo también diseñó un espacio de aluminio para los pies que se levanta para limpiarlo.
Las pisaderas fueron hechas a mano, tablero impreso en 3D, la insignia RR grabada con láser y su propio Espíritu del Éxtasis.
La energía eléctrica proporciona la auténtica experiencia de conducción silenciosa de un Rolls-Royce, permitiendo una velocidad ajustable entre 6,4 y 16 km/h.
