Cuando no tienes un auto nuevo que mostrar o una edición súper extravagante que exhibir, buenos son los accesorios. Esa pareciera ser la lógica empleada por Rolls-Royce de cara al Concurso de Elegancia de Pebble Beach que comienza esta semana.
Considerado uno de los eventos de lujo más importantes de la industria automotora mundial, la presencia de Rolls-Royce es una obligación en la Península de Monterey (California), sin embargo, por descuido en la planificación, falta de tiempo o la “visión” de algún genio del marketing, la marca sólo exhibirá una “canasta de picnic” como gran novedad.
Pocos días atrás mostrábamos la caja de pesca fabricada exclusivamente para emparejarse con el Bentley Bentayga, y no era una caja de pesca común y corriente. Tampoco lo es esta cesta de picnic.
Como ya nos tiene acostumbrados la marca, será una canasta digna de un Rolls-Royce. 50 canastas para ser exactos, las que acompañarán las 50 últimas unidades del Phanthom Drophead Coupé y Phantom Coupé, antes del arribo de la octava generación del modelo, y que serán parte de la denominada Phantom Zenith Collection, ediciones especiales ultra lujosas.
Diseñada por la división Bespoke de Rolls-Royce, la Picnic Hamper está construida en madera de nogal americano y estará numerada para calzar justo con el número de serie del auto donde irá alojada. No sólo eso, ya que el tapizado en cuero tendrá la misma combinación de color del habitáculo del Rolls-Royce, y las costuras de la cesta se combinan con el interior de la caja refrigerada de las plazas traseras.
La cesta en sí es una especie de caja térmica con tres niveles, con maderas terminadas en piano black que se utilizan como bandejas. Junto a la tapa se sostiene un juego de cuchillería, en la primera cubierta van cuatro copas y dos botellas de cristal hechas a mano, y más abajo se guardan las servilletas bordadas con el logo de Rolls-Royce y receptáculos de acero inoxidable. En la parte inferior se esconde una tabla de cortar de nogal americano, un cuchillo y una vajilla única pintada de negro y platino con detalle en los bordes.
No podía ser menos para Rolls-Royce.