Hoy en día, el mundo automotriz está tomado por los SUV compactos y crossovers. Hatchbacks ligeramente alzados o carrocerías utilitarias con alguna que otra relativa competencia todo-terreno. La era de los SUV como todo-terrenos estilizados y más deportivos se acabó, pero también de a poco lo hacen los sedanes medianos y station wagons.
Por lo tanto, si quieres vender y mostrarte, necesitas estar ahí, en ese nicho que tiene tantos amantes como detractores.
Y en el caso de Infiniti, con modelos cada vez más grandes, arrastrados por la siempre creciente competencia, les iba quedando un espacio obvio para desarrollar una opción propia. Así fue como nació el QX30, heredero del QX30 Concept de 2015 y a su vez del Q30 Concept de 2013 y el Etherea Concept de 2011.
Claro que, para tener una reacción más rápida a las condiciones del mercado, en Infiniti optaron por pedir ayuda a sus nuevos amigos de Mercedes-Benz, vía la alianza que hay con el grupo Renault-Nissan, ayuda que llego en manos de una plataforma compacta, la misma que hoy llevan todos los modelos de la Clase A y B de Mercedes. En resumen, el QX30 es la versión Infiniti del Mercedes-Benz GLA, algo que no es muy aparente a primera vista pero que queda en evidencia al sentarse en el interior y también al conducirlo.
El Infiniti QX30 llegó con bastante expectación y en dos versiones, ambas propulsadas por los motores del A200 y A250 de Mercedes (1.6 y 2 litros), incluyendo la caja automática de 7 velocidades y tracción delantera. Claro que Infiniti hizo lo suyo metiendo mano en todo lo electrónico y dinámico para que tenga personalidad propia. Nosotros nos hicimos con la versión 2.0T Sport, avaluada en $26.900.000.
Características técnicas y mecánicas
El QX30 mide alrededor de 4.4 metros de largo, 2.08 metros de ancho, 1.5 metros de alto y 2.7 metros entre ejes, medidas casi idénticas a las del GLA, donde las diferencias radican en la carrocería, más voluptuosa, que pone al Infiniti como más grande y más ancho. Ambos modelos se perfilan como rivales del BMW X1 y del Audi Q3, modelos que, si bien son bastante similares en precio, curiosamente son bastante distintos, asemejándose más a un SUV que a un crossover, aunque las batallas son similares, lo que explica las comparaciones entre ambos modelos. Solo Audi, este año, decidió apostar por un formato más cercano al del QX30 en la forma del Q2, que se hace más pequeño que los mencionados. Un modelo bastante similar al QX30 y al GLA es el Volvo V40, con una batalla de 2.65 metros y una altura de 1.45 metros.
En cuanto a su maletero, el QX30 comprende 430 litros, menos -naturalmente- que el Q3 con 460 y el BMW con 505 litros. El Volvo queda más abajo, bordeando los 360 litros. Curiosamente, el Mercedes GLA tiene 9 litros menos que el Infiniti. El cajón tiene una boca un poco alta, pero la compensa con un cubículo regular, lo que ayuda a no desaprovechar el espacio. Ahora, la verdad de esta cifra es que considera el espacio bajo el maletero, lo que es hacer un poco de trampa, así que, quitando este espacio, solo nos quedan 368 litros, respetable para al menos colocar 4 a 5 maletas que se puedan considerar como equipaje de mano.
Ya dijimos que el QX30 comparte bastante con el GLA, cosa de no incurrir en mayores riesgos a la hora de arribar al mundo de los crossovers. En el caso del QX30 Sport, es un 2 litros Turbo, sacado del GLA 250, con inyección directa, 208 Hp y 350 Nm de torque, asociado también a una caja automática de Mercedes, de 7 velocidades con doble embrague, de la cual hablaremos en detalle más adelante. De consumo, Infiniti promete un rendimiento homologado de 15,6 km/l en régimen mixto, bastante similar a lo que se logra en el segmento, superando marginalmente al GLA 250 4Matic, pero sin tocar al BMW X1 sDrive20i con 16,7 km/l en mixto y casi 14 km/l en ciudad. Hay que considerar que el Infiniti y el BMW son tracción delantera. Volvo y Audi son un par de kilómetros por litro más gastadores.
Claro que estas son pruebas de dinamómetro, así que como es natural, salimos a medir su consumo por nosotros mismos, considerando que estas cifras cambian alrededor de 2 a 3 km/l, lo que se cumple en el QX30, en carretera (100-120 km/h) promedio logrando 16 km/l (18.5 homologado) y 8 a 10 km/l en ciudad (11.9 homologado).
Vamos a dejar las cifras de lado para hablar del que probablemente sea el punto más alto de este modelo, su diseño. En lo personal, es para mí, uno de los autos nuevos más bellos de este último tiempo. Infiniti hizo un tremendo trabajo en alejarse de las formas del GLA para imprimirle su propio lenguaje de diseño, ancho, agresivo, pero también muy sensual, lleno de curvas y de una muy bien lograda proporción, algo que queda de manifiesto al pararse frente al auto en vivo y notar su presencia en la calle, el cómo se planta, la actitud de la calandra frontal con esa trama entrecosida de la parrilla, las formas fluidas que nacen de los focos delanteros y se van prolongando hacia la parte trasera y el abultado capot.
No vamos a negar que hay un cierto parecido con el lenguaje KODO de Mazda, pero aquí todo resulta mucho más puro, no tan diluido para un consumo masivo, que es lo que pasa en la transición de concepto a producción. Es sencillamente fantástico que un crossover tenga tanta elegancia y proporción clásica, además de una identidad muy definida, que es la firma de Infiniti, la parrilla, los marcos de las ventanas, con ese remate en forma de media luna, como si su inspiración fuese el agua o la seda.
Sumado a las carcasas de aluminio satinado en los espejos y las llantas bicolor de 18” con finos acentos purpura, el QX30 logra un aire malicioso, misterioso, seductor y elegante. Es el auto que manejaría el malo-pero-sofisticado de la película.
Confort y habitabilidad
Abrimos la puerta y esperamos encontrarnos con un reflejo de toda la sensualidad y magia de Infiniti en el interior. Inicialmente es así, gracias a los asientos de cuero o al tablero forrado en alcántara, todo con costuras o acentos purpura, al igual que el apoyabrazos o las puertas. El purpura es un color que se asocia a lo elegante, pero que nunca habíamos visto como acento en otras propuestas de lujo, así que esperamos que de a poco se trasforme en un sello para Infiniti.
Pero instantáneamente comienza a aparecer la influencia de Mercedes. Botones, relojes, comandos, incluyendo el climatizador y la interfaz del computador a bordo, completamente portados de un modelo a otro y eventualmente podría haberse trabajado en estos elementos, después de tanto esfuerzo puesto en el exterior. Algo que cambió, fue el sistema multimedia, que ya conocíamos del Q50, pero en una sola pantalla, la cual cuenta con una interfaz algo anticuada y tampoco muy amigable de usar, con sincronización vía Bluetooth para teléfonos, comandos por voz, navegador y un buen sistema de audio.
La posición de manejo es típica de un hatchback deportivo, muy comodas en las plazas delanteras, no así en las traseras, donde dos personas quedan bien, mientras no sean muy altas. Como pueden suponer, también la visibilidad sufre, para lo que podemos ayudarnos de una cámara de retroceso y sensores de estacionamiento, delanteros y traseros.
Entre el equipamiento que comprende el QX30 encontramos 7 Airbags (frontales, laterales, de cortina y de rodilla), control dinámico de estabilidad, asistente de frenado de emergencia, anclaje LATCH para sillas de niños, vidrios eléctricos, sistema de iluminación automático, espejos térmicos y de plegado eléctrico, reglajes eléctricos para los asientos delanteros, techo panorámico, iluminación LED exterior de ajuste automático, vidrios tinteados con filtro UV y control crucero con radar de distancia, entre lo más destacable.
Impresión de manejo
¿Y como se conduce el QX30? Habiendo manejado el GLA previamente y también estando consciente de que Infiniti ha hecho lo suyo en cuanto preparación, diremos que el QX30 es más suave para todo orden de cosas. Es más suave de acelerar en la mayoría de las condiciones y es más suave también en la suspensión. Es raro, puesto que globalmente es al reves, aunque eso puede ser debido a los kit Sport AMG que llevan algunos modelos del GLA.
Pero la suavidad también podemos interpretarla como lastre. Al lado de un A250, que se siente mucho más despierto en la salida, el QX30 acelera, de manera contundente, pero sin una sensación de empuje, es como si cargara mucho peso. Y ahí es cuando recordamos que llevamos el QX30 en modo Eco. Y el modo Eco es suficiente para ir por la ciudad, tranquilo, sin gastar mucho. De hecho, si no eres un maniático del acelerador, de seguro podrás sentirlo hasta agradable, pero olvídate de emociones. Entonces, cuando quieres potencia, pones el modo Sport que inmediatamente despierta al motor, pero que tampoco se percibe explosivo o alerta como sus hermanos alemanes. Entonces vas manejando, por la ciudad y la caja automática aguanta los cambios hasta arriba, pero se demora en poner las marchas en el momento y lugar determinado. A lo mejor en una carretera, puede funcionar.
Probamos el modo Eco y el modo Sport y ninguno nos gusta mucho. ¿Existe un modo intermedio? No, y ese es uno de los problemas que hay con el QX30, porque la caja, muy Mercedes será, pero tampoco es de las mejores prediciendo los cambios e incluso pasándolos con el modo Manual, tardándose un poco. Sabemos que Infiniti tiene mucho de donde sacar recursos y podrían haber puesto una transmisión propia o haber gestionado un modo intermedio, que se echó de menos.
Donde el QX30 brilla es en su estabilidad y agarre en curvas, plano, agradable y que te permite llevarlo con confianza en cualquier camino, sin un seteo de suspensión muy áspero.
Conclusión
El QX30 es el auto que Infiniti necesita en este momento para mostrarse y que se adecua bastante bien a lo que un potencial cliente podría querer de un crossover. Porque estamos claros, que un crossover no reemplazará a un SUV o a un todo-terreno. Es un auto cómodo, con relativa altura para salir fuera de la ciudad, pero que será conducido principalmente dentro de esta.
Su estilo y terminaciones te van a entrar por los ojos, lo sabemos. Si quieres impresionar, tienes un auto relativamente práctico, pero con muchísimo estilo, incluso más que en su hermano alemán y que sus rivales.
Pero es particularmente la herencia Mercedes la que afecta un poco el performance de este modelo, especialmente la caja de cambios y los modos de manejo. Sumado a un precio un tanto elevado para lo que equipa, la balanza se inclina más hacia el Audi Q3, con un sistema multimedia más atractivo, un techo panorámico que se puede abrir y un portón eléctrico, además de un fabuloso tren motriz, hasta que recordamos los -cerca de- 30 millones que hay que desembolsar por él.
Y como los usuarios del Q3 probablemente sean los mismos que los del QX30, el Infiniti se hace una buena opción, incluso un poco más que un Mercedes, gracias a que, en esencia, te están ofreciendo lo mismo, exceptuando la tracción 4Matic y por algo de dinero menos. El ganador como producto es el BMW X1, donde por algunos millones menos tienes un modelo equilibrado entre el Q3 y el QX30, sacrificando el estilo y algunos detalles en equipamiento.
Así que, si buscas algo en este segmento, con personalidad, diferente, de espectacular diseño, buen confort, obviando algunas de las observaciones realizadas, sería bueno que fueras a darte una vuelta por el concesionario de Infiniti.